tag:blogger.com,1999:blog-50334998643395349492024-03-19T04:30:32.920+01:00El FaroAnonymoushttp://www.blogger.com/profile/00179521665768837727noreply@blogger.comBlogger49125tag:blogger.com,1999:blog-5033499864339534949.post-88397536112798225142014-04-18T01:06:00.001+02:002014-04-18T02:17:45.319+02:00Testigos<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhVWEnNoo9iHF7OwQzi0O4gR2WyOpZZH623qnkcNoSHy_HVeJIzetKv03ULlacL6_m7LRnsUa4JCLUHdV7qSBf3cR_9mGkNyEg-D6LvMoophl6zA_yU6o5EHxJoh8tRUZkUYyGXgkerEi0/s1600/Los+ojos+de+Claude+vistos+por+Sylvia+Plachy..jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhVWEnNoo9iHF7OwQzi0O4gR2WyOpZZH623qnkcNoSHy_HVeJIzetKv03ULlacL6_m7LRnsUa4JCLUHdV7qSBf3cR_9mGkNyEg-D6LvMoophl6zA_yU6o5EHxJoh8tRUZkUYyGXgkerEi0/s1600/Los+ojos+de+Claude+vistos+por+Sylvia+Plachy..jpg" height="320" width="315" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Loa ojos de Claude vistos por Sylvia Plachy</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<br />
<br />
<div style="text-align: justify;">
Los de Claude Lanzmann eran los tiempos en los que los intelectuales no eran meros espectadores. Escribir junto a Sartre y Beauvoir durante media vida en <i>Les Temps Modernes</i> exigía un compromiso que iba mucho más allá de atender y estudiar un tema determinado, tanto como decidir ser el amante de Simone. Exigía la misma pasión y el mismo arrojo. No se trataba sólo de resultar brillante en la confrontación contra los literatos colaboracionistas o de echarse a la calle para cubrir los muros de la Sorbona con pintadas más o menos ingeniosas. Se trataba de jugarse el tipo como se lo había jugado antes formando parte de la Resistencia. Era arriesgar trabajo, comodidades, seguridad, futuro... solo por defender lo que era justo, o por ser coherente con lo que uno defendía sobre el papel. Era enfrentarse a multas, prisión o en el peor de los casos, a la pena de muerte que, por si alguno no lo recuerda o prefiere olvidarlo, en Francia fue impuesta hasta 1977, dos años más tarde que en España, por cierto.</div>
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De los intelectuales que no eran espectadores sino testigos, es de lo que hablan las memorias de Lanzmann. Aunque él nunca lo escriba. Aunque él recuerde a su padre, sus amigos, sus compañeros de universidad, sus colegas de trabajo. Aunque hable de Montparnasse o Saint Germain des Prés, de sus amantes y sus viajes, sus ganancias y sus pérdidas; aunque hable de periodismo y documentales, de películas que, de pronto, son su vida... Aunque parezca hablar de Israel, de la <i>Shoah, </i>el antijudaísmo nazi o el antisemitismo cristiano, de sus amigos palestinos, del comunismo, del Doctor Menguele, de Treblinka o del Mal, de lo que hablan sus memorias es de ética intelectual. O lo que es lo mismo, de valentía.</div>
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<i>La liebre de la Patagonia</i> se abre con un primer capítulo en el que Claude deja clara su línea de actuación. Publicadas en 2009 por Gallimard, sus memorias mantienen esa línea de batalla hasta la última de las páginas. Una línea que ha sido constante desde su juventud hasta hoy, con ya más de setenta años a sus espaldas y con el mismo afán ingenuo, casi infantil, revoltoso e inquieto por la búsqueda de lo que es justo. Habiendo sido testigo de los asesinatos de rehenes perpetrados bajo la ley islámica en Afganistan e Irak a través de los vídeos caseros rodados por los propios ejecutores, decide incluir su impresión en el inicio de su biografía. Y si los vídeos son censurados para evitar el terror, Lanzmann utiliza sus armas y testifica:</div>
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"Después de pronunciar la última palabra de la sentencia, el Gran Juez, que se ha quedado de pie exactamente detrás del cautivo, se lleva la mano derecha a la cintura y extrae de ella un enorme cuchillo, auténtica faca de carnicero que blande delante de la cámara vociferando el <i>Allah akbar </i>para pasar a la acción, al mismo tiempo que coge al condenado por el cabello y lo empuja hacia el suelo mientras uno de los esbirros encapuchados le sujeta los tobillos para que no forcejee. Lo va a decapitar con la faca, pero primero se preocupa de que el desgraciado mire a la cámara, es decir, a nosotros. De ese modo se asegura de que podremos ver los ojos del degollado moviéndose locamente en sus órbitas repetidas veces durante toda la operación. Pero un cuello humano, por muy delgado que sea, no está hecho sólo de carne blanda: hay cartílagos y vértebras. El asesino es alto y fornido, sin embargo, le cuesta abrirle paso a la hoja. Se pone entonces a cortar como si fuera una sierra, y sierra a golpes y chorros de sangre, insoportable vaivén que nos obliga a vivir la degollación de ese hombre como la de un animal, un cerdo o un cordero, hasta el final. Cuando la cabeza por fin se separa del cuerpo y la mano del aserrador enmascarado firma demostrativamente su trabajo depositándola, de cara a nosotros, sobre el tronco descabezado, una última reacción refleja de los ojos indica que todo se ha acabado, para nuestro inconfesable alivio. Pero la cámara no ha dejado de grabar, los encapuchados han abandonado la escena, un torpe zoom ajusta el cuadro a la cabeza y el tronco, que permanecen solos, en primer plano sobre la pantalla, durante todo un largo minuto, con el único fin de nuestra edificación y nuestra rectitud. Por un instante, la cara del degollado y la del ser que fue en vida se vuelven a reunir irrealmente. Es una misma cara, por increíble que parezca, pero el salvajismo de esa ejecución ha sido tal que no podía culminarse más que con una radical desfiguración."</div>
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Y Claude nos deja frente a esos ojos muertos para que seamos nosotros los que los miremos.</div>
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<br /></div>
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Y después de asistir al espectáculo, seguir con nuestras vidas.</div>
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<div>
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Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00179521665768837727noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5033499864339534949.post-33113642350953372352014-02-13T18:55:00.001+01:002014-02-16T21:02:48.175+01:00Sobre el tiempo, de Rüdiger Safranski.<br />
<br />
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<i>"En verdad, habría que salir al paso de la aceleración universal de la producción, el consumo y la economía financiera con una desaceleración consciente, con ralentización y duración. Pero las fuerzas de la aceleración son así de poderosas porque van unidas también con otra tendencia fundamental de la modernidad, a saber, la revolución de los medios técnicos de comunicación.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Podemos participar en acontecimientos de cualquier parte del mundo en tiempo real; nos inunda una marea de impresiones provenientes de los medios de comunicación, y las redes comunicativas son cada vez más densas. Eso también produce impresión de aceleración. Pero también aquí hemos de salir al paso de una tergiversación que se desliza con facilidad. Está claro que no es el tiempo mismo el que se acelera. Los que se aceleran son los sucesos y el curso de los acontecimientos en el tiempo. Tal impresión se fortalece si dentro de determinados sectores de tiempo crecen el número y la densidad de los diversos sucesos e informaciones que nos afectan, y ante los que hemos de reaccionar. En la experiencia de los medios surge esa impresión de aceleración tan sólo porque crece el número de episodios vivenciales por unidad de tiempo.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Los episodios vivenciales no pasan realmente de ser episodios porque no tienen tiempo de convertirse en experiencia. La experiencia necesita tiempo, tiempo de elaboración. Pero las experiencias relativas a los medios de comunicación pasan rápidamente a través de nosotros: no dejan casi nada fuera de una inquietud vaga."</i></div>
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<i><br /></i></div>
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<i>"Y por lo que se refiere a la velocidad, lo cierto es que podemos elegir qué punto de orientación queremos seguir: la velocidad de descomposición de los minerales o la de las moscas efímeras que viven solo un día."</i></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiNd_VQX_zCZk7HVaW5D5JR3mQhemJ8ri0ZeMyJaxgwCihuk826CoR4YDGmHPoyeavqDFrg8tUymjDHF6Gk8wOKkle6-b_LBdmZGXorDiLy-S0Bq3FaDBy4TrqjfyPRfJiAEDYaAS64sOs/s1600/sobre-el-tiempo-9788415917793.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiNd_VQX_zCZk7HVaW5D5JR3mQhemJ8ri0ZeMyJaxgwCihuk826CoR4YDGmHPoyeavqDFrg8tUymjDHF6Gk8wOKkle6-b_LBdmZGXorDiLy-S0Bq3FaDBy4TrqjfyPRfJiAEDYaAS64sOs/s1600/sobre-el-tiempo-9788415917793.jpg" /></a></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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Por primera vez en años no voy a compartir la entrada en las redes sociales.<br />
Al hacerlo, tengo la sensación de gritar en el desierto.</div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
Lo cual, en este preciso instante, me parece de lo más liberador.</div>
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<br /></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00179521665768837727noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5033499864339534949.post-69696542570760704102013-12-19T10:47:00.001+01:002013-12-27T19:19:30.310+01:00Fatales<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;"><br /></span>
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;"><br /></span>
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Si el mal fascina, el
peligro que acecha tras los ojos de la asesina nos hechiza. Y es que no es lo
mismo acabar con la vida de un hombre en un arranque de locura que seducirle,
manipular sus actos y pensamientos, cercarle poco a poco hasta agotarle y conseguir
que sea la víctima la que desee su propio fin. La asesina elige la presa. Es
una cazadora. Quizá por eso la mujer fatal ejerza en nosotros una extraña
atracción.</span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">No es su sexo lo que
atrae sino el uso del poder que hace del mismo desde su aparente rol pasivo. Un
poder que reside precisamente en aquello que no controlamos, que no
comprendemos: el misterio. Ese poder que nos coloca frente al miedo atávico a
lo irracional.</span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Es cierto que desde la <i>Teogonía</i>
de Hesíodo, en la que a la bellísima Pandora, madre de todas las mujeres, se la
culpó de todos los males de la humanidad, al igual que se culpó en la versión
hebraica a Eva, es fácil caer en el error de encasillar ese miedo dentro de la
misoginia. Parece que la aversión a las mujeres moviera a los antiguos a crear
monstruos como Harpías, Moiras, Erinias, Esfinges, Ninfas o Sirenas:</span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">“<i>Lo primero que
encuentres en ruta será a las Sirenas, que a los hombres hechizan venidos allá.
Quien incauto se les llega y escucha su voz nunca más de regreso el país de sus
padres verá ni a la esposa querida ni a los tiernos hijos que en torno le
alegren el alma. Con su aguda canción las Sirenas lo atraen y le dejan para
siempre en sus prados; la playa está llena de huesos y de cuerpos marchitos con
piel agostada.</i>”</span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">La alerta de Circe a
Odiseo deriva del mismo miedo que originaría después el mito de Lilith, la
primera esposa de Adán, que al rebelarse contra el dominio sexual del hombre,
según el <i>Zohar</i>, texto místico de la Cábala, fue transformada en súcubo.
Como la Lamia griega, devoraba a hombres y niños alimentándose de su sangre, lo
que la convierte en claro antecedente del vampiro femenino romántico. De
Escila, enamorada del rey Minos, que cortó el mechón púrpura en el que residía
el poder de su padre, Niso, derivará la historia bíblica de Dalila. Los
ejemplos míticos de <i>monstruos</i> femeninos son innumerables y coinciden en
su carácter violento e indomable. Lo que sorprende es que su principal arma sea
el lenguaje. En las Sirenas, por ejemplo, es el tono de la voz el que seduce (desfiguración
del mensaje), en la Esfinge será el enigma el que confunda (ocultación del
mensaje) y en el discurso de la Clitemnestra de Esquilo, por ejemplo, es la
mentira (falsificación del mensaje). Parece que el caos procede del uso
inadecuado del logos, en el que la razón se abandona a lo instintivo. Parece
proceder de la pasión.</span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Precisamente ese origen
pasional de la hembra terrible fue lo que convirtió a la <i>femme fatale</i> en
motivo recurrente durante el siglo XIX. Cierto es que la Marquesa de Merteuil
de <i>Las amistades peligrosas</i> (1782) ya se había erigido como mujer fatal
mucho antes y que la Matilde de <i>El Monje</i> (1796), resultó tan cruel como
la noble, pero es la Juliette de Sade, la hermana de la virtuosa Justine, la
que defenderá en esa última década del XVIII la imagen de la mujer libre y
poderosa que más tarde subyugará a los románticos. Una mujer que transforma el
afán dominador de los antiguos en reverencia sumisa ante el ídolo-hembra. El
héroe byroniano que se jactaba de desafiar a la muerte abandona su soberbia y
le cede el mando a la nueva heroína. </span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Eugenio Trías recordaba
en <i>Tratado de la pasión</i> que “el poseído por esa <i>bella fiebre</i> se
sitúa inevitablemente en posición de víctima. Sólo que, en principio, quien
ejerce dominio sobre ella no es el Otro real al cual se refiere su amor sino,
acaso, el objeto o Idea que el propio sujeto se hace de ese otro”. El romántico
busca cumbres y abismos emocionales que lo alejen del tedio (ese que empuja a
Baudelaire a explorar la piel más oscura de las prostitutas), y la mujer
fatal es la guía soñada en el vértigo de la espiral descendente. La imagen de
ella es el espejo del deseo de él. Un espejo sin fondo, infinito, inagotable,
como el agua del estanque de Narciso. Un espejo en el que se miran no sólo los
románticos. Leemos a Zola en <i>La bestia humana </i>a propósito de Séverine: “<i>Y
a aquella criatura frágil, tan delgada entre sus brazos, de pronto Jacques la
encontraba impenetrable, sin fondo, llena de aquella profundidad negra de la
que hablaba. De nada servía que la estrechara aún más entre sus brazos, no
entraba en ella.</i>”</span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">La mujer fatal desprecia
el amor, el matrimonio y la familia. Sólo atiende a su propio placer, a pesar
de ser una eterna insatisfecha. Dirá Mallarmé de su Herodías: “<i>Triste flor
que crece sola y no siente otra emoción que su sombra en el agua, contemplada
con indiferencia</i>”. Pero hay algo que aviva su reflejo: el poder. La reina
de Saba tienta a San Antonio a través de Flaubert con esta promesa: “<i>Todas
las que has encontrado, desde la joven de la esquina cantando bajo el farol
hasta la patricia que deshojaba las rosas desde lo alto de su litera, todas las
formas soñadas, todas las fantasías de tu deseo, ¡exígelas! Yo no soy una
mujer, soy un mundo. ¡Cuando caigan mis ropas, descubrirás en mí una sucesión
de misterios!</i>” En la sed del que espera el agua se sacia la narcisista. En
el deseo del otro reconoce su poder. Esto mismo ya se había recogido antes de
Cristo en el <i>Libro de hombres ilustres</i> cuando Nepote se refiere a
Cleopatra: “<i>Haec tantae libidinis fuit, ut saepe prostiterit, tantae
pulchritudinis ut multi noctem illius norte emerint</i>”. Los hombres
entregaban su vida a cambio de una noche de placer con la reina. Que ninguno
volviera para narrar los placeres obtenidos incrementaba las expectativas de lo
que la seductora podía ofrecer. Si la mujer fatal mataba lo hacía porque era
omnipotente, porque podía, sin más. Cuando la Salomé de Wilde amenaza a Juan
Bautista con el famoso “<i>Besaré tu boca, Yokanaán</i>”, sabe que así será. La
<i>femme fatale</i> disfruta cuando reconoce en la angustia del otro su
triunfo. Así, al reprocharle José a la Carmen de Mérimée “<i>Por ti me he
transformado en un ladrón y en un asesino</i>”, en realidad la está halagando,
que es lo que también hará, mucho después, la horda de matones manipulados por
las <i>vamps</i> del hard-boiled norteamericano, por las rubias platino de
largas piernas o las pelirrojas sarcásticas que lucirán tacones en las
pantallas del cine negro. Ellas manipularán con algo más de ironía, sí, con más
ternura, quizás, pero serán igual de letales. No nos engañemos: Cuando Lauren
Bacall le susurra con su inconfundible voz felina a Bogart aquello de “sólo
tienes que silbar” para que ella acuda a su lado, todos sabemos que la que
entona la melodía es l<i>a flaca</i> y que el que corre a atenderla es
Humphrey.</span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">A pesar de las
connotaciones negativas, a día de hoy, las viudas negras, las mujeres araña,
las fatales, nos siguen seduciendo. En una sociedad en la que los roles de los
hombres y mujeres parecen por fin equilibrarse hay algo en las destructoras, en
la crueldad voluptuosa de las dominadoras que va más allá de cualquier estudio
cultural. Algo que nos hace reconocer la existencia de las ninfas (o nínfulas,
que diría Nabokov), temblar petrificados frente a la mirada de Medusa o rendirnos
ante la boca insaciable de Empusa. Ese algo es nuestra naturaleza pasional.</span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Somos cómplices de
nuestro deseo. Unos porque deseamos desde la pasión y otros porque nos deseamos
como objetos del sujeto pasional. Trías dirá: “El drama de nuestra condición histórica
consiste en que, con harta frecuencia, se hallan disociados el sujeto pasional
y el sujeto social, de manera que el pasaje a éste se consuma, muchas veces, a
expensas del primero, mediante inmolación de la pasión.”</span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Desde lo social, la
figura de la mujer fatal debería ser cosa del pasado, pero desde lo pasional
hay que decir que aún atándonos al mástil nunca dejaremos de oir el canto de
las Sirenas. </span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiFlNt81r7rJCJvhRjpIsFTrydf6kOvsFnxfPvIp2g4EzCaPiRitV4zR_SnxYwY_dpwilwzvOaa-zh-lQLuIe6Oj-ZpLCeUwKH1UeF5B2JliMvCyMaj7OL6yv9v3IHH9857Ol0lI1bI0ow/s1600/Estudio+de+Salom%C3%A9+con+decapitacion+de+Juan+Bautista,+Moreau.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiFlNt81r7rJCJvhRjpIsFTrydf6kOvsFnxfPvIp2g4EzCaPiRitV4zR_SnxYwY_dpwilwzvOaa-zh-lQLuIe6Oj-ZpLCeUwKH1UeF5B2JliMvCyMaj7OL6yv9v3IHH9857Ol0lI1bI0ow/s400/Estudio+de+Salom%C3%A9+con+decapitacion+de+Juan+Bautista,+Moreau.jpg" width="293" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">"Estudio de Salomé con decapitación de Juan Bautista", Gustave Moreau. <i>El País</i></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00179521665768837727noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5033499864339534949.post-83464476162342090832013-12-06T18:12:00.000+01:002013-12-08T13:27:12.544+01:00Monopatín<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiuC2zpstfgiFpdKVyENjNj0NpDq7Ajm_H18D20-UDrmpYId22PCel_eZDK4k2xbcsGxkr87crMLxgGSQRYswG1xVbokacM2Yb02DCKmZ9tHZwFwUCoB1vJgYH1dwEvtNwoLbASMuZjDYQ/s1600/Cartel-Monopatin-documental-web.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiuC2zpstfgiFpdKVyENjNj0NpDq7Ajm_H18D20-UDrmpYId22PCel_eZDK4k2xbcsGxkr87crMLxgGSQRYswG1xVbokacM2Yb02DCKmZ9tHZwFwUCoB1vJgYH1dwEvtNwoLbASMuZjDYQ/s400/Cartel-Monopatin-documental-web.jpg" width="280" /></a></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El documental de Pedro Temboury se disfruta aun sin haberse subido nunca a un monopatín. Para hacerlo, basta con rondar los cuarenta o saber qué es eso de desafiar al miedo.</span><br />
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>Monopatín </i>alterna las declaraciones de los pioneros del <i>skate</i> en España con imágenes caseras en Super 8 de los ochenta lo que da como resultado un retrato fiel (y nostálgico), no de un deporte o una época, sino del espíritu con el que crecimos muchos de nosotros.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Un espíritu, o mejor un aliento, que nos hacía buscar la calle más estrecha y empinada del barrio para lanzarnos a toda velocidad y recorrerla sobre una tabla de madera. Las ruedas vibraban bajo los pies como vagones sobre raíles. A pesar de lo precario del método, la sensación que obteníamos era muy similar a la de volar. El cuerpo, a fuerza de inercia y gravedad, parecía por un instante volverse liviano. El límite de la piel y los huesos entonces desaparecía y sólo eras movimiento, sólo velocidad, sólo vértigo. Montar en monopatín significaba una tregua con todo lo demás. No importaba si llegabas a casa con las rodillas desolladas; No importaba si te dolían los huesos mientras cenabas. Otras cosas dolían más y no traían recompensa alguna. Las costras de las rodillas te recordaban que por encima de la amenaza del dolor estaba la sensación victoriosa de haberle ganado al día algo que nos estaba vedado.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">En el documental se narra, entre otras historias, como <i>El Sindi</i>, el primer <i>skate park</i> de Madrid, se construyó en 1979 gracias al ebanista, Tomás Moreno, que fabricó las rampas con la ayuda de los chavales (uno de ellos hijo suyo), aficionados a esa rareza de aires californianos. El <i>skate</i> traía consigo la promesa de la ligereza del cine juvenil norteamericano, pero lo cierto es que aquí acabó con la pátina pobre de <i>Perros callejeros. </i>Los chicos, todos los fines de semana, durante los dos años que duraron las obras, trabajaron junto a Tomás como albañiles improvisados picando esa tierra que el Parque Sindical no quería (helada y dura en invierno, sofocante en verano), hollándola con pies y manos y cubriéndola con hormigón. Ellos mismos preparaban la mezcla con la arena que Tomás conseguía del sobrante de los camiones del ejército. Eran los ochenta. Alguno tenía el ocio a su disposición, pero la mayoría tenía que construírselo. Eso sí, una vez en pie, se disfrutaba a fondo de la obra.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Pero el siglo XX es historia y la burbuja inmobiliaria su epílogo más humillante. Sobre los terrenos que el Parque Sindical no quiso en 1979, se levantaron en 2009 cuatro pistas de paddle, mucho más rentables para los gestores y más acorde a los gustos deportivos del momento, claro. Debajo quedó enterrado <i>El Sindi.</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Nunca fui a <i>El Sindi</i> a montar en monopatín. Aún era demasiado pequeña para alejarme del barrio, pero al ver hoy el documental de Temboury he recordado esa primera vez que me senté sobre la tabla y agarrada a la madera me tiré sin pensarlo por la calle Quesada. Cuando acabé en el suelo tirada y me apreté las rodillas con las manos como queriendo sujetar el ardor que parecía quemarlo todo me di cuenta por primera vez del valor del riesgo. A pesar de las heridas había merecido la pena.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Gracias a <i>Monopatín</i> me he acordado hoy de mis primeras caídas, mis primeros amigos, mi pandilla... Me he acordado hoy del mejor <i>skater</i> que conocí por aquel entonces, mi hermano, que se lanzaba <i>a</i> <i>pelo</i>, sin rodilleras, sin casco, todo corazón... Entonces sabíamos que al final de la rampa no había un gol que celebrar ni tanto alguno que apuntarse. Al final de la rampa sólo estaba la sonrisa ganada.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><a href="http://vimeo.com/31214667">http://vimeo.com/31214667</a></span></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00179521665768837727noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5033499864339534949.post-86800082894060061962013-11-02T21:26:00.003+01:002013-12-02T16:11:34.724+01:00Billetes armados<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Hoy, a través de una actualización de estado de una amiga en Facebook, he visto un artículo del <i>Huffington Post</i> donde se colgaban fotos de billetes con mensajes anónimos, escritos de puño y letra por gente que desde la rabia se descargaba contra los políticos o los banqueros. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La tinta del boli estampa la necesidad de hacerse oír. Por eso resultan cercanas, por ser una necesidad común. Hartos de que se nos ignore no tenemos más arma que compartir la frustración transformándola en <i>frustr-acción.</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Esto no es nuevo. El activismo político del arte ha utilizado diversos objetos como transmisores de mensajes desestabilizadores. A mí en particular me gustó mucho el utilizado por Cildo Meireles: <i>Inserciones en Circuitos Ideológicos. Proyecto billete, 1970. </i>En él, el brasileño utilizó los billetes de uso común para estampar mensajes políticos y así hacerlos circular entre la población. Pareció en un principio que la iniciativa no sería conocida más que en el círculo elitista del arte conceptual, pero la policía terminó ocupándose de buscar aquellos billetes políticamente incorrectos. Cildo Meireles es el que dijo "Me seduce la idea de una fraternidad universal" y el que leyó las palabras del crítico de arte Mario Pedrosa: "El arte debería ser la práctica experimental de la libertad". Todo esto, dos años después del Mayo del 68.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Acudí a la exposición del brasileño junto a mis hijas. Cuando llegamos a la vitrina donde se mostraba el puñado de billetes de aquel viejo proyecto del pasado siglo me detuve a explicarles su historia. Omití el mensaje político. A ellas no les importaría. Pero puse todo mi empeño en que vieran que un billete puede tener otro valor distinto al monetario; que un billete no deja de ser un trozo de papel al que cualquiera puede otorgarle el valor simbólico que desee. Puede obsesionarte, destrozarte la vida, amargarle la existencia a quien amas, puede volverte un asesino, un psicópata, un exhibicionista, un chulo, un ladrón, puede obligarte a mendigar, a venderte, a traicionar y ser traicionado, a hacer el ridículo, a llorar... y también a usarlo sin más. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">O a ser un artista.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Desde entonces, escribo de vez en cuando sobre las marcas de agua, las impresiones calcográficas, el hilo de seguridad, las bandas y los parches holográficos, la banda iridiscente, las tintas OVI y las fibrillas invisibles luminiscentes de los billetes de euro, en mayúsculas y con un <i>Bic</i>: CONTRA LA DICTADURA DE LOS MERCADOS, LA PALABRA.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Creo en el poder de las metáforas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZie_NXxJxQtEmP_i7zAGfHQ-BaSxNbd5Aan27dNc4EfSpdke5hmVytCPaLSTXoh-01apSZSVvXPJIk2PfYsDdxK9uXj3VGYF9c86UWjfaLaHFGxohwWuEGo0EibAwEewmiPtWLfn57Qk/s1600/billete+herzog.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZie_NXxJxQtEmP_i7zAGfHQ-BaSxNbd5Aan27dNc4EfSpdke5hmVytCPaLSTXoh-01apSZSVvXPJIk2PfYsDdxK9uXj3VGYF9c86UWjfaLaHFGxohwWuEGo0EibAwEewmiPtWLfn57Qk/s320/billete+herzog.jpg" width="242" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="http://www.huffingtonpost.es/2013/11/02/mensajes-en-billetes_n_4200246.html?utm_hp_ref=spain">http://www.huffingtonpost.es/2013/11/02/mensajes-en-billetes_n_4200246.html?utm_hp_ref=spain</a></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00179521665768837727noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5033499864339534949.post-48136209165668673002013-10-10T23:12:00.000+02:002013-10-11T10:05:18.780+02:00La casa pierde<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Termino ahora de leer el
libro de relatos por el que Juan Villoro recibió el Premio Xavier Villaurrutia
en el año 2000. Es el primero que leo del mexicano. Y no será el último.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Es esperanzador encontrar
autores que ofrezcan su obra como argumentos en contra de la tan manida crisis
de la narrativa. Y es que para que la narrativa siga viva sólo hacen falta
escritores de la talla de Villoro. Escritores que cuidan la atmósfera del
relato desde la elección de los sustantivos que describen el paisaje en el que se sitúa la trama hasta los adjetivos con los que se expresa el paisaje interior
de los personajes; Escritores que hablan sobre la experiencia humana desde la
honestidad sabiéndose puentes y no destinos; Escritores que trabajan sus textos
buscando la excelencia en su obra y no la complacencia del lector o las ventas en
Amazon. Un ejemplo claro de esto último en Villoro es el uso que hace del sexo
en su obra: cuando lo utiliza su intención es cumplir con la tarea de describir
el carácter que hay detrás del personaje como en la Guadalupe de “La casa
pierde” que “le bajó el cierre y lo acarició con su habilidad para abrir
botellas con una sola mano”. Villoro se centra en el detalle esencial del
gesto. De pensar en las ventas desviaría la atención hacia lo accesorio del
acto.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Me gustan los personajes de
estos diez relatos: sensibles, inteligentes, maduros y contenidos a la hora de
afrontar las derrotas. Me gustan porque Villoro los muestra sin estridencias, desde
ese interior al que el resto de los personajes no accede. Soy testigo de
fracasos íntimos que apenas parecen alterar las rutinas, pero que reconozco
como devastadoras desde la mente del que los sufre. Por eso duelen esas
heridas, porque Villoro las desvela como injustas. Descubro la dignidad moral
del derrotado, la lucha interior y solitaria del que pierde. Identifico como
lugar común la indiferencia de los otros en “Coyote” donde después de jugarse
la vida en el desierto, el protagonista se enfrentará a la incomprensión de sus
amigos y se verá obligado a considerar su trofeo (la piel del animal al que
vence) como un despojo molesto para los otros. Reconozco la generosidad de los
culpables para con los que cargan con otra culpa, la conexión que se establece
entre los que se saben mutilados por su propia arma como en “Planeta prohibido”
donde el padre al que no aman sus hijos y el hijo al que no aman sus padres se
reparten el dolor y la culpa en forma de tarta y a partes iguales.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">La buena narrativa debe
sostenerse sobre historias necesarias y si están bien contadas lo serán. Como
el mismo escritor sostiene en “Corrección”: “Muchos descubrieron que ningún
acto podía ser tan responsable como el silencio y dejaron el campo libre a los
incautos”. Dentro del grupo de los incautos que se lanzan hoy en día a escribir
abundan los frívolos, los ególatras, los provocadores o los mercenarios. A Villoro le agradezco
que no se encuentre entre ellos. Habría que situarlo más bien entre los
incautos responsables. Y esto que parece contradictorio no lo es tanto cuando
se mezclan sinceridad y cuidado. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">A Villoro le agradezco que
calle más de lo que diga; y que cuando lo diga, a pesar de que lo que diga pese
como una losa, nunca suene pretencioso. Un ejemplo: Cuando escribe “Las noches
son de los culpables” lo hace dentro de un diálogo sin darle aparente
importancia a lo dicho cuando en realidad lo dicho podría explicar por sí sólo
una vida entera. Y así, la frase que podría provenir del autor arrogante que
dicta sentencias retrata al escritor inteligente que desvela realidades
juntando palabras.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">A pesar del vértigo que
impone el mercado editorial, agradezco a Villoro que al leerlo intuya su lucha contra el
tedio de las correcciones, su paciencia dejando reposar lo escrito, su
autocrítica… cosas éstas que se echan en falta en la narrativa actual, pero que
unos pocos se empeñan en practicar. Gracias a ellos el contar y leer historias sigue teniendo sentido.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0Z7qnCDz3Bb_lftgCP6JlsYpu1nCQKd8WsLsbRNKQ-6CxzHW8P-8aeHn0EPFecy60i8mJoFkTYboK8OPMnQh5-OVl0Y824vXqgFjXO6qB2yIB_iwR9tqAZSNiElogyocQwuAmZXV3I1w/s1600/juan-villoro-(14)ARTE_0.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="265" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0Z7qnCDz3Bb_lftgCP6JlsYpu1nCQKd8WsLsbRNKQ-6CxzHW8P-8aeHn0EPFecy60i8mJoFkTYboK8OPMnQh5-OVl0Y824vXqgFjXO6qB2yIB_iwR9tqAZSNiElogyocQwuAmZXV3I1w/s400/juan-villoro-(14)ARTE_0.jpg" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00179521665768837727noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5033499864339534949.post-43755764834499575762013-09-24T17:50:00.001+02:002013-09-24T17:56:52.954+02:00Tamara de Lempicka vista por don Rigoberto<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">"Con el libro en las manos fue a echarse en el sillón de lectura y encendió la lamparita cuya luz le permitiría disfrutar con todo detalle de las reproducciones. Tenía al alcance la lupa de aumento. ¿Sería verdad que las cenizas de la artista polaco-rusa Tamara de Lempicka fueron arrojadas desde un helicóptero, según sus últimos deseos, por su hija Kizette, al cráter de ese volcán mexicano, el Popocatépetl? Olímpica, cataclísmica, magnífica manera de despedirse de este mundo la de esta mujer que, como testimoniaban sus cuadros, no sólo sabía pintar sino también gozar, una artista cuyos dedos transmitían una lascivia exaltante y a la vez helada a esos desnudos cimbreantes, serpenteantes, bulbosos, opulentos, que desfilaban bajo sus ojos: <i>Rythm, La Belle Rafaëla, Myrto, The Model, The Slave. </i>Sus cinco favoritos. ¿Quién decía que art déco y erotismo no congeniaban? En los años veinte y treinta la ruso-polaca de cejas depiladas, ojos ardientes y voraces, boca sensual y manos toscas, pobló sus lienzos de una intensa lujuria, congelada sólo en apariencia, porque en la imaginación y sensibilidad de un atento espectador la inmovilidad escultórica del lienzo desaparecía y las figuras se animaban, se entreveraban, se arremetían, se acariciaban, se anudaban, se amaban y gozaban con total impudor. Bello, maravilloso, excitante espectáculo el de esas mujeres retratadas o inventadas por Tamara de Lempicka en París, Milán, New York, Hollywood, y en su retiro final de Cuernavaca. Infladas, carnosas, exuberantes, elegantes, mostraban orgullosamente los ombligos triangulares por los que Tamara debía sentir una predilección particular, tanta como la que le inspiraban los muslos abundantes, suculentos, de las aristócratas impúdicas a las que desvestía para revestirlas de lujuria e insolencia carnal. "Ella dio dignidad y buena prensa al lesbianismo y al estilo <i>garçon</i>, los hizo aceptables y mundanos, paseándolos por los salones parisinos y neoyorquinos", pensó. "No me extraña nada que , inflamado por ella, el pinga loca de Gabriele d'Annunzio tratara de violarla en su casa de Vittoriale, en el lago de Garda, adonde la llevó con el pretexto de que le hiciera un retrato, pero, en el fondo, enloquecido por el deseo de poseerla. ¿Se escaparía ella por una ventana?" Pasaba las páginas del libro lentamente, deteniéndose apenas en los aristócratas amanerados de ojeras azules de tuberculosos, demorándose en las figuras femeninas espléndidas, de ojos saltones, lánguidas, cabelleras aplastadas como casquetes y uñas carmesí, pechos enhiestos y caderas majestuosas, que aparecían casi siempre retorciéndose como gatas en celo."</span></blockquote>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEip6qiOVVLcvdaunoN4XbYxdyZy9Y5lcb4cN0WTaVY7HI8JknDhRfMvh8gRHp1apshKpLmTU0OA-SZwmGLyM8Ik-TDRDlPswygIt_atD6EhUReHt_MppgXedlAv5WuUpxZ0S7fkcjlop4Q/s1600/tamara.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><img border="0" height="165" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEip6qiOVVLcvdaunoN4XbYxdyZy9Y5lcb4cN0WTaVY7HI8JknDhRfMvh8gRHp1apshKpLmTU0OA-SZwmGLyM8Ik-TDRDlPswygIt_atD6EhUReHt_MppgXedlAv5WuUpxZ0S7fkcjlop4Q/s400/tamara.jpg" width="400" /></span></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Mario Vargas LLosa, <i>El héroe discreto</i>, (Alfaguara, Madrid 2013), 252</span><br />
<div>
<br /></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00179521665768837727noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5033499864339534949.post-5353489678308806952013-07-31T23:36:00.002+02:002013-07-31T23:36:56.245+02:00De crepúsculos y clavos<div style="text-align: justify;">
En el número del 18 de septiembre de 1885 del diario <i>Le Succès</i>, Villiers de L'Isle-Adam escribió un artículo en el que se ocupaba del "Sadisme anglais". En él describía el encuentro entre dos célebres literatos ingleses en los Campos Elíseos y la conversación mantenida entre ambos. Uno de los dos escritores, que no podía ser otro que Oscar Wilde, dijo: "En el fondo... para conocer y comprender las preferencias pasionales de un pueblo, en una palabra, la naturaleza de los sentidos que, en general, penetran su organismo, pienso que es importante meditar, profundizar, sobre las impresiones dominantes que dejan en su espíritu las obras de su portavoz favorito, su Poeta nacional... Nuestro poeta auténticamente nacional es Algermon Charles Swinburne... la dominante de lo que expresa, en sus sueños sensuales, se corresponde mejor que nada con los sentidos de la mayoría de los ingleses"</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Leo el final del poema "Antes del ocaso":</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Blandas, bajando por el cuello de cada amante</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>las manos del amor sostienen su rienda secreta;</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>y mientras buscamos en él una señal concreta,</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>su luz crepuscular se desgarra en el cielo.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sí, quizás tuviera razón Wilde. Quizás haya algo de sádico y mártir en el sentir inglés, en el supuesto, claro, de que el sentir pudiera tener carácter territorial. De ser así, ¿cuáles serían nuestras preferencias pasionales? ¿Qué escritor sería el portavoz del <i>sentir español</i>?</div>
<div style="text-align: justify;">
Muchos dirán que Cervantes. Muchos que la locura del hidalgo se ajusta bien a esa manía tan nuestra de encontrar magia donde no la hay; A ese empeño de honrar a las Aldonzas labradoras renombrándolas como Dulcineas, damas y señoras de nuestros pensamientos. Que Aldonza tenga "la mejor mano para salar puercos que otra mujer de toda la Mancha" se sabrá en toda la Meseta, pero nos afanamos en esconder los jamones y exhibir las sedas a los forasteros.</div>
<div style="text-align: justify;">
Muchos dirán que nos arrodillamos ante nuestra mentira. Y que cuando cae la venda y Sancho viene a recogerla nos tragamos la vergüenza con gallardía. Dirán entonces muchos que somos únicos para evitar el ridículo de la decepción. Al fin y al cabo siempre tendremos a Sancho que nos recordará que la del Toboso nunca fue una princesa, aunque luego el mismo Sancho lamente con amargura que fuera él quien tuviera razón y no el loco de su señor. Y es que muchos dirán que somos Sanchos buscando Quijotes que nos adornen la verdad.</div>
<div style="text-align: justify;">
El español se entrega a la fantasía del amor aún sabiendo que más temprano que tarde el Ideal se esfumará. El amor dura poco. Hay que apurarlo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Por eso muchos dirán de nosotros que somos pasionales, trágicos...No voy a ser yo quien les quite la razón.</div>
<div style="text-align: justify;">
Lo que me llama la atención de todo este asunto es que Wilde citaba la voz de un poeta para definir a un pueblo y nosotros echamos mano de personajes para buscarnos. Curioso que encontremos en la ficción nuestra identidad. </div>
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<br /></div>
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Para nuestras pasiones, el refranero: Un clavo saca otro clavo.</div>
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Y es que sabemos que el dolor del clavo siempre fue una mentira. Una vez sacado, claro.</div>
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<br /></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxFfGqOIDbbUH2DOYDAArMNhoAvCXbuhkihjY_AmsrYJzaN8BhWVG0JVVZBb07qR9c9ediXRvNLDX1_DoCC_58-KntXoZpPPSEsrTFh7okHWymF7SxTmQKmwSNgg0OJPnZToEb1xMkVv4/s1600/aldonza.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxFfGqOIDbbUH2DOYDAArMNhoAvCXbuhkihjY_AmsrYJzaN8BhWVG0JVVZBb07qR9c9ediXRvNLDX1_DoCC_58-KntXoZpPPSEsrTFh7okHWymF7SxTmQKmwSNgg0OJPnZToEb1xMkVv4/s400/aldonza.jpg" width="400" /></a></div>
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Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00179521665768837727noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5033499864339534949.post-48453020048584776382013-07-17T22:39:00.002+02:002013-07-17T23:38:48.172+02:00Excusas<div style="text-align: justify;">
Hace unos meses envié a un escritor, que no citaré aquí, un artículo mío sobre el que le pedía opinión. Sabía que el tema sobre el que versaba era de su interés. Sigo habitualmente el blog, artículos y publicaciones de dicho autor, leo sus libros y estoy atenta a sus actualizaciones en Facebook así que no es de extrañar que me dirigiera a él al considerarlo un experto en lenguaje digital. No medité mucho si debía o no hacerlo. Era la primera vez que pedía consejo a un escritor y ya se sabe que las primeras veces suelen ser el resultado de actos impulsivos que no suelen acabar bien. Al menos no como tú imaginabas... Por eso son siempre decepcionantes.</div>
<div style="text-align: justify;">
En esta <i>mi primera vez </i>obtuve silencio. El escritor nunca contestó.</div>
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<br /></div>
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Ahora que debería estar redactando un artículo que espera como agua de mayo el director de la revista donde saldrá publicado me invento excusas para no hacerlo. Me invento acordarme del asunto éste del escritor.</div>
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Me invento acordarme de Juantxu, mi querido Juantxu, que corregía los textos de Saramago o Mateo Díez y luego se tomaba la molestia de leer mis relatos y regalarme sus consejos, sus ánimos y sus collejas con el mismo esmero que lo hacía con los grandes. Me invento acordarme de su generosidad, del enorme corazón que terminó matándole.</div>
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<br /></div>
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Y me invento recordar el final de la película <i>El cartero y Pablo Neruda, </i>vete tú a saber por qué.</div>
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<a href="https://www.youtube.com/watch?v=_lH47EQXXpQ">https://www.youtube.com/watch?v=_lH47EQXXpQ</a></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZMZSNrzl_NOcpMwDaIXVeIZtrypPFcq-6OVBOzW9VwaZ_geM_nOQMyERUoEkjD4bC6qPa2i13QFktv5LeJ-_1FZBCFtlEaHHqHwtdv8MGMl6f4h_KE02mDt4AIm1BjCYWX5F4JcBs2cA/s1600/El+cartero.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZMZSNrzl_NOcpMwDaIXVeIZtrypPFcq-6OVBOzW9VwaZ_geM_nOQMyERUoEkjD4bC6qPa2i13QFktv5LeJ-_1FZBCFtlEaHHqHwtdv8MGMl6f4h_KE02mDt4AIm1BjCYWX5F4JcBs2cA/s400/El+cartero.jpg" width="400" /></a></div>
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<br />Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00179521665768837727noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5033499864339534949.post-66786812480031822872013-06-22T12:38:00.000+02:002013-06-28T14:50:46.105+02:00Manic Pixie Dream Girl<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh82UBl3PTT79Qlb8515HJF2Ut4NBMI5q8TqVBEZ7udHHrwmLY42dJY0OpaU8IfiHyZ9TfXyqbJg-4JZCJ1Fzo5ZGL4Q9m85_OThI5PsxPg0YaQy23n3ZbwNaEptw8o6ejuToEUZ793iIU/s1600/Roma.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh82UBl3PTT79Qlb8515HJF2Ut4NBMI5q8TqVBEZ7udHHrwmLY42dJY0OpaU8IfiHyZ9TfXyqbJg-4JZCJ1Fzo5ZGL4Q9m85_OThI5PsxPg0YaQy23n3ZbwNaEptw8o6ejuToEUZ793iIU/s200/Roma.jpg" width="200" /></a><br />
<br />
Pablo Maqueda nos coloca frente a las máscaras de Rocío López.<br />
Nos sienta frente a diferentes espejos.<br />
Nos habla de Internet desde Internet y en el formato que marca YouTube.<br />
La novedad no está en lo que dice sino en cómo lo dice y desde dónde lo dice.<br />
Por eso lo traigo aquí.<br />
<br />
<a href="http://plat.tv/filmes/manic-pixie-dream-girl">http://plat.tv/filmes/manic-pixie-dream-girl</a><br />
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<br />Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00179521665768837727noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5033499864339534949.post-15575388249000641742013-05-22T17:36:00.000+02:002013-05-22T17:39:11.806+02:00Kafka y Frau Tschissik<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwPquK95CDJjzu8xtQOkLzD1lozvKAAdoYqmoc03dH4gNhCU-CtU7EDzQIkhXZAEmqgWIz1z_fwS-2AD_96AUtA-47LnWvRP2-13qL3y_3o3OIrqB0DyWlcfXWwIdZuvDL8FWdGfUiFR4/s1600/tschissik-DEF.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwPquK95CDJjzu8xtQOkLzD1lozvKAAdoYqmoc03dH4gNhCU-CtU7EDzQIkhXZAEmqgWIz1z_fwS-2AD_96AUtA-47LnWvRP2-13qL3y_3o3OIrqB0DyWlcfXWwIdZuvDL8FWdGfUiFR4/s320/tschissik-DEF.jpg" width="279" /></a></div>
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A punto de cumplir los treinta años, justo antes de conocer a Felice Bauer, Kafka se enamoró de una hermosa actriz del Teatro judío de Praga, la señora Tschissik. </div>
<div style="text-align: justify;">
Reconozco en sus <i>Diarios</i> la fascinación con la que la observaba por el modo en que el escritor se demora en la descripción del "resplandor azulado" de los ojos sobre los pómulos empolvados; por la del movimiento "de las pequeñas manos, de los dedos delicados" que parecía representarse sólo para él; por la de la "boca musculosa" que lo atormentaba... Y sé de cómo su imagen le perseguía al dormir:<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>"Más tarde sueño que estoy en un pasaje angosto bajo una bóveda de vidrio no muy alta, parecida a los corredores intransitables que aparecen en los cuadros de los primitivos italianos, parecida también a uno de los pasajes que vimos en París, como una bifurcación de la Rue des Petits-Champs, sólo que el de París era más amplio y estaba repleto de tiendas, mientras que éste discurría entre paredes desnudas y, aparentemente, no permitía siquiera el paso de dos personas juntas. Pero si uno se adentraba realmente en él, como hicimos la señora Tschissik y yo, había una cantidad de espacio sorprendente, aunque a nosotros no nos sorprendía. Mientras me encaminaba con la señora Tschissik hacia una de las salidas, en dirección a un posible espectador de toda la escena, y mientras la señora Tschissik se disculpaba por algún defecto suyo (al parecer era alcohólica) a la vez que me pedía que no creyese a sus difamadores, el señor Tschissik azotaba a un San Bernardo lanudo que se alzaba frente a él sobre las patas traseras al otro lado del pasaje. No quedaba claro si Tschissik sólo estaba jugando con el perro y descuidando por ello a su mujer o si, tal vez, el perro lo había atacado en serio o si finalmente quería mantener al perro apartado de nosotros."</i><br />
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
Su obsesión le obliga a decidirse. Descubro en el ensayo de Calasso, incluido en <i>La locura que viene de las ninfas,</i> que Kafka acude a una representación teatral en el Café Savoy cargado con un enorme ramo de rosas. Al concluir la obra, el maître le hace entrega de las flores a la señora Tschissik. Nadie la dice de parte de quién vienen. Ella tampoco pregunta. A nadie le importa.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Kafka escribirá más tarde: "Con aquel ramo de flores había esperado satisfacer un poco mi amor por ella, todo había sido inútil. Es posible solamente a través de la literatura o el coito."<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sólo a través de la carne o la palabra. </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00179521665768837727noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5033499864339534949.post-24212620321260190732013-04-09T13:26:00.000+02:002013-04-09T14:32:56.501+02:00Despedidas<div style="text-align: justify;">
Mientras se despide con honores de reina a la que dijo que la sociedad no existía, a la que defendió el ultracapitalismo salvaje que nos ha llevado donde estamos, a la que convirtió Gran Bretaña en un estado más de los de Reagan, a la que se mantuvo impasible frente a la muerte de Bobby Sands, a la que llevó a la guerra a miles de jóvenes en su país, a la que protegió a Pinochet... Mientras me entero de que un cortejo fúnebre escoltado por la Guardia Real recorrerá las calles de Londres con solemnidad para enterrar a la Baronesa Margaret Thatcher de Kesteven en la catedral de Saint Paul, oigo en la radio que José Luis Sampedro murió en la madrugada del pasado domingo y que dejó por escrito que no se diera la noticia hasta que sus restos no hubieran sido incinerados. Olga, que lo amó, dice que el escritor quiso irse de manera sencilla y sin publicidad.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sin honores.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Leo en el prólogo del autor para la edición de 1985 de Círculo de Lectores de <i>La sonrisa etrusca:</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>"Experiencia trivial, me diréis. Pero, pensadlo bien: ¿acaso no es milagro la luna, el mar, una rama en la brisa, todo lo cotidiano? ¿No es mágica la palabra? ¿No os asombra que yo, ahora mismo, mediante sencillos signos, esté reviviendo para vosotros el temblor de aquella emoción? Llamamos trivial al milagro que nos pasa inadvertido, pero yo aquella noche tuve suerte. La vida me dio clarividencia y el niño se me hizo futuro germinando en mis brazos, dispuesto a colmarse de gentes y experiencias, pasiones y secretos. Me vi ya muerto, pero recordado en él. Me deleité en ser viejo porque así paladeaba mejor aquel instante inmortal. Me hice simple cuna de su puro existir, sentí como carne mía la suya en mis brazos... <b>Éxtasis del monje a quien se le fueron cien años escuchando un momento al ruiseñor</b>."</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
La vida, esa experiencia trivial que unos desprecian y otros respetan hasta sus últimas consecuencias. </div>
<div style="text-align: justify;">
Olga Lucas, dice sentir más liviano su brazo derecho, aquél sobre el que se apoyaba José Luis. Y es que a unos, al morir, les acompañan soldados; a otros el peso de su ausencia.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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<br /></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhHIyzngzEvfI0AN-ISD2psiIe_1ohAkh-vqHDN8JD9ZbggaQ34Ml4q6Fe8kknqCa9Svk3TOsyJzL4kBe259XvLillBVMrsfDai6bl-08wXs-J8z8uRm6c3_xChmx-_G9NmRK9KF8hDAPU/s1600/descarga.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhHIyzngzEvfI0AN-ISD2psiIe_1ohAkh-vqHDN8JD9ZbggaQ34Ml4q6Fe8kknqCa9Svk3TOsyJzL4kBe259XvLillBVMrsfDai6bl-08wXs-J8z8uRm6c3_xChmx-_G9NmRK9KF8hDAPU/s1600/descarga.jpg" /></a></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00179521665768837727noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5033499864339534949.post-91310777479796867812013-02-03T16:49:00.000+01:002013-02-03T16:51:09.544+01:00Rain Room<div style="text-align: justify;">
La nueva instalación de Random International: un espacio de 100 metros cuadrados donde un aguacero se descarga sobre el suelo. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Entras. El sonido es atronador. Parece un monzón. La humedad y el olor a lluvia te rodea. Pero no te moja. Unas cámaras 3D se encargan de programar los sensores que apartan el agua a medida que avanzas.</div>
<div style="text-align: justify;">
Estás dentro de la lluvia y fuera de ella. </div>
<div style="text-align: justify;">
Extraña sensación. Eres espectador de lo que estás viviendo. Se te ofrece la experiencia pero se te roba la consecuencia. Causa sin efecto. Random International te expulsa de la vivencia para obligarte a meditar sobre ella. El espacio, por tanto, se relativiza, así como nuestra propia identidad. Nos vemos a nosotros mismos desde fuera. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Una gran metáfora de nuestro tiempo. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A pesar de la alegría infantil que uno contempla bajo la lluvia, adelanta la mano de manera instintiva, buscando la certeza del agua golpeándole los dedos. Pero no se encuentra. Y entonces uno lo daría todo por empaparse hasta los huesos, por chapotear y pisotear los charcos loco de entusiasmo, por bailar bajo la lluvia y cantar a pleno pulmón. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.youtube.com/embed/FslABAyj2OA?feature=player_embedded' frameborder='0'></iframe></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00179521665768837727noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5033499864339534949.post-91457651304516509422012-12-22T23:38:00.000+01:002012-12-22T23:38:08.765+01:00El coro de los maestros carniceros<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjh6DyQVtxIDHfyufYRxGNceVSLh3lHRYubiPcS961_jMW2bHG-Bgl4oof7CcAbWjiCJE18v0vUVo1qAG2i1mTxDN595UJGupBgE3-xU5iZrcDUJKwsew7zDsC2V7tfzXdoSLLBi7khmRg/s1600/el+coro+de+los+maestros+carniceros.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjh6DyQVtxIDHfyufYRxGNceVSLh3lHRYubiPcS961_jMW2bHG-Bgl4oof7CcAbWjiCJE18v0vUVo1qAG2i1mTxDN595UJGupBgE3-xU5iZrcDUJKwsew7zDsC2V7tfzXdoSLLBi7khmRg/s320/el+coro+de+los+maestros+carniceros.jpg" width="204" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
Al leer esta novela he recordado las grandes historias de sagas familiares del XIX donde uno acompañaba en su evolución a todos los personajes para al final descubrir que el gran protagonista de la historia era el Tiempo. La gran diferencia entre aquéllas y ésta es que cuando uno termina de leerla entiende que, más que el Tiempo, la única protagonista es la Vida.</div>
<div style="text-align: justify;">
Ella es la que nos sorprende. Es la dueña absoluta del Tiempo. Louise Erdrich lo dice a través de la vida de sus personajes. Es la forma más honesta de hacerlo, la verdad. Y la más clara.</div>
<div style="text-align: justify;">
Asistimos aparentemente a una historia clásica, pero la escritora hace uso del mestizaje (es norteamericana descendiente de la tribu ojibwe y de emigrantes franceses y alemanes) y le aporta el carácter simbólico y holístico propio de la literatura nativo-americana. Así, me he encontrado con personajes complejos, con carácter, peculiares, únicos, muy bien construidos a los que la voz omnisciente de la narradora describe con afecto a pesar de las taras y defectos de todos ellos. Erdrich siempre encuentra algo que los salva. </div>
<div style="text-align: justify;">
Un padre alcóholico puede destrozarle la infancia a su hija, pero también le da lecciones acerca de la resistencia o del perdón. Un marido homosexual puede hundir en la frustración a su mujer, pero también le enseña de qué va eso tan raro del amor sin condiciones. El anhelo de la presencia de una madre muerta puede sepultar la vida de un niño, pero también le muestra el valor necesario para decir adiós. El amor en todas sus variantes produce daños. Aún así, Erdrich defiende arriesgarse a perder. Sus personajes apuestan por la vida que es "una excelente proeza de tremenda osadía (...) tan improbable como los números de equilibrismo de Cyprian, tan inaudita como un festín de babosas".</div>
<div style="text-align: justify;">
La sangre ojibwe de Erdrich corre en las comparaciones, metáforas e imágenes como un Appaloosa: salvaje e imponente. Son imágenes siempre apegadas a la tierra, a la carne, a la putrefacción de la muerte, a la intensidad de los sentidos (el aroma de las flores, el olor del orín, la acidez del vómito...) a los dolores de la enfermedad o las heridas, a los placeres del sexo, a las emociones de la música... La delicia y el asco se sostienen uno a otro de manera natural como la felicidad y la tristeza. Como la vida misma. El argumento además se presenta equilibrado entre la tradición europea más clásica y la posmodernidad nativa más original. El carnicero alemán después de despiezar las reses se limpia la sangre y acude a cantar junto a sus compañeros del coro. La crudeza del oficio se une a la sofisticación del arte. Una mezcla perfecta.</div>
<div style="text-align: justify;">
Erdrich, orgullosa de su voz, apela a la emotividad más radical sin complejos. Quizá a eso pueda deberse su éxito (el <i>Book Award </i>de este año por <i>The Rounded House</i> lo confirma), pues es verdad que se puede leer de manera literal sin más. Se puede disfrutar de una buena historia de lectura amena y muy emocional. Eso vende bien. Ahora bien, Erdrich no es sólo eso. </div>
<div style="text-align: justify;">
Esa mezcla especial a la que aludía antes es lo que convierte a esta autora en una gran autora. Lo que hace de su voz una voz peculiar.</div>
<div style="text-align: justify;">
Consigue que parezca fácil lo que es muy difícil: desde el detalle de una emoción contar una vida; desde esa vida contar la historia de un país; desde esa historia unirnos a todos en la devoción por la Vida. Y de nuevo, volver al detalle inicial que desencadenó todo. El círculo se cierra como lo hace la tribu alrededor del fuego para celebrar lo sagrado de la existencia. Y es que todos somos accidentes y como tales, prescindibles, aunque únicos. Todos morimos, pero la Vida permanece. </div>
<div style="text-align: justify;">
Uno de los personajes más impresionantes con los que me he encontrado como lectora, <i>Paso-y-medio</i>, es todo un ejemplo de lucidez al respecto.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00179521665768837727noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5033499864339534949.post-53180581392165236442012-12-07T17:46:00.001+01:002012-12-07T19:50:01.584+01:00Sombras de Rodin<div style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjG2gNwrqO_Fu5N0EEYXyY7KxsRgd9xx9wPK1AoXjlzzRYh0jgZT56d9O0Tr7vVRSp1xsY128xPUoghbzuKp7gcuMWEJv_97ffDIPgt38LAOpvoF27AADHJ-2uZIhdgX4DGWLJuZE77ClI/s1600/el+beso+las+puertas+del+infierno.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjG2gNwrqO_Fu5N0EEYXyY7KxsRgd9xx9wPK1AoXjlzzRYh0jgZT56d9O0Tr7vVRSp1xsY128xPUoghbzuKp7gcuMWEJv_97ffDIPgt38LAOpvoF27AADHJ-2uZIhdgX4DGWLJuZE77ClI/s320/el+beso+las+puertas+del+infierno.jpg" width="205" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><i>El beso</i> en Las puertas del infierno</td></tr>
</tbody></table>
Entran.</div>
<div class="MsoNormal">
La sala del museo vacía.</div>
<div class="MsoNormal">
Trazos de obsesión en las paredes.</div>
<div class="MsoNormal">
Volúmenes y esbozos.</div>
<div class="MsoNormal">
Parecen cuerpo.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Unen palabras para evitar el miedo.</div>
<div class="MsoNormal">
Ella ha leído a Dante. </div>
<div class="MsoNormal">
Habla de Francesca y busca <i>El beso</i>.</div>
<div class="MsoNormal">
Él aguarda.</div>
<div class="MsoNormal">
Parecen cuerpo.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El círculo de la lujuria invoca una espiral.</div>
<div class="MsoNormal">
Los demonios se demoran en su ascenso.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Salen.</div>
<div class="MsoNormal">
En la calle, el viento.</div>
<div class="MsoNormal">
Y el Aqueronte frente a ellos.</div>
<div class="MsoNormal">
<br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<div style="text-align: justify;">
El ruido invade Alcalá a la salida de la Calcografía. Vértigo de coches y semáforos y bultos que semejan personas y personas que semejan bultos. Se sube la cremallera del plumas. Hace
frío. Aprieta el paso. Es tarde, dice el móvil. Sus hijas la
esperan. Mira hacia arriba buscando espacio, huyendo del peso del tumulto. Las antenas de los tejados apuntalan el cielo negro de Madrid. La bóveda oscura se sostiene bajo las azoteas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="MsoNormal">
<div style="text-align: justify;">
Parecen cuerpo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjpj-DHbJbfvDT5wDz5IzKE7uU_u8l0FCMvyDYUVUapCWoKstvhuIgukibvsyCzpUL0sxtHI_m9ZAxyA0R45KXxv-QdPyDgUSRnWxkQpUdR3SsrGse-KmIgPwiseZ-7rnKPCTKdd17SxY0/s1600/alcal%C3%A1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="208" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjpj-DHbJbfvDT5wDz5IzKE7uU_u8l0FCMvyDYUVUapCWoKstvhuIgukibvsyCzpUL0sxtHI_m9ZAxyA0R45KXxv-QdPyDgUSRnWxkQpUdR3SsrGse-KmIgPwiseZ-7rnKPCTKdd17SxY0/s400/alcal%C3%A1.jpg" width="400" /></a></div>
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00179521665768837727noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5033499864339534949.post-29819185301147741202012-11-09T21:09:00.000+01:002012-11-09T21:14:09.075+01:00Ayer no más<div style="text-align: justify;">
Confieso que el tema de la Guerra Civil en literatura me aburre. Puede sonar frívolo, pero sinceramente, estoy harta de leer historias dramáticas que no son más que una colección de tragedias mejor o peor llevadas para justificar ideas que, de tan manidas, me resultan huecas. </div>
<div style="text-align: justify;">
Pero Trapiello es Trapiello, así que he hecho la excepción y he leído <i>Ayer no más</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
Si hay algo que me gusta de este escritor es el uso preciso que hace del lenguaje. Gracias a ese uso esta novela no es una historia más sobre vencedores y vencidos o sobre héroes y traidores sino que es la historia del trauma de las víctimas y los victimarios. </div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Victimarios</i>, qué palabra. Con que lucidez la utiliza Trapiello. Sólo con ella define una guerra. Y sólo con ella se define a sí mismo. <i>Victimario</i> no es un eufemismo. El victimario es el homicida, el causante de la muerte de alguien, sí, pero no todos los homicidas son asesinos. No todos los que apretaron el gatillo en la guerra mataron con premeditación. En ninguno de los dos bandos. </div>
<div style="text-align: justify;">
Si todos los victimarios mataron, no todos disfrutaron haciéndolo. Para acabar con la vida de un niño, por ejemplo, no hace falta estar en medio de una guerra. Psicópatas asesinos que piensan reflexivamente cómo van a ejecutar a su víctima los hay en todos los escenarios. La guerra sólo los camufla. En la nuestra los hubo. Pero los hubo en los dos bandos por mucho que nos apacigüe pensar que sólo estuvieron en el bando de <i>los malos</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
Trapiello va contracorriente. Es políticamente incorrecto porque se niega a posicionarse en bando alguno. Se sitúa en ese punto medio que las dos Españas se niegan a reconocer. El punto escéptico, el de la distancia, el que busca con ahínco la palabra justa para definir a los que mataron a otros: los victimarios. La riqueza de nuestra lengua nos permite emprender esa búsqueda. Es difícil encontrar los términos justos para hablar de un tema que aún escuece mucho. Trapiello se atreve a hacerlo aunque se arriesgue a ser apedreado en medio de la plaza. Arremete contra todos los que utilizan la memoria histórica para justificar venganzas. "Hay que abrir todas las fosas, porque es el único modo de cerrar heridas" pero "Si la ley de la memoria histórica que se está debatiendo busca honrar y recordar las víctimas de una manera indiscriminada, sólo porque perdieron la guerra o padecieron el exilio, será una ley injusta". </div>
<div style="text-align: justify;">
En <i>Ayer no más</i>, se habla de individuos. Se deja de lado los números de la Historia para adentrarse en los afectos y el lenguaje de los personajes. Por eso utiliza la primera persona, para que hablen todos ellos. Porque la voz de cada uno de ellos conforma el coro de esta historia. La Guerra Civil fue el resultado del pasado de esas voces y de ahí que no haya un narrador omnisciente, de ahí que Trapiello se haga a un lado para que, a la manera de Baroja, sean sus personajes los que vivan. El lenguaje es el actor principal.</div>
<div style="text-align: justify;">
En la RAE se define <i>víctima</i> como la persona que muere por culpa ajena. Me pregunto si en la Guerra Civil toda la culpa recayó en las manos de los victimarios, o si como nos invita a pensar Trapiello, se repartió entre muchos de los políticos, sacerdotes e intelectuales de los años 30 del pasado siglo. Muchos victimarios fueron asesinos, pero muchos de ellos fueron a su vez víctimas de otras culpas. Las culpas que aún arrastramos todos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando todas las tumbas se hayan abierto, cuando todos los padres hayan dejado de mentir, cuando las madres dejen de ocultar, cuando la verdad se haya dicho y la memoria histórica sea un hecho se podrá sanar. Mientras, España seguirá siendo un país traumado por su silencio. El de ambos bandos.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Mi abuelo apenas hablaba de la guerra, como casi todos los que combatieron en ella. Él, que la perdió, nunca demonizó a los otros. De hecho, me contó una vez que en las largas horas de trincheras hubo veces en las que más de un compañero encontraba a un paisano amigo en la trinchera oponente, que en ocasiones se pedían cigarrillos entre <i>rebeldes</i> y <i>rojos</i> o que intercambiaban chistes a pleno pulmón. El sinsentido venía luego, cuando los mandos ordenaban atacar y tenían que volarle la cabeza al que hacía unos minutos les había dado el último de sus cigarros. </div>
<div style="text-align: justify;">
Todos entonces eran victimarios. Todos víctimas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEju65cnpFWQ99uIuuyOZi1IxcZ4Oujcgo1mi2yMFi-rxuJYz6OOCO-BunRqUJW18_F_LdoAFMZADcfYx8B8fEVaa04pJVGlh4mubCeAHeWbpCuxCjMNxxTiVP6Ig6F1aiwZ6qQ9SJ_da7o/s1600/cartier-bresson-children-playing-ruins.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="258" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEju65cnpFWQ99uIuuyOZi1IxcZ4Oujcgo1mi2yMFi-rxuJYz6OOCO-BunRqUJW18_F_LdoAFMZADcfYx8B8fEVaa04pJVGlh4mubCeAHeWbpCuxCjMNxxTiVP6Ig6F1aiwZ6qQ9SJ_da7o/s400/cartier-bresson-children-playing-ruins.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><i>Children playing ruins</i>. Cartier Bresson<br />
<br /></td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00179521665768837727noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5033499864339534949.post-55175857392757286642012-10-27T20:36:00.001+02:002012-10-27T20:43:49.335+02:00El infierno de Alejandra<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhnSoZvNu2xu4R0RbPnlWIDadsKY8X4Ms0QX-JP92JseaoFZqBEvGIhIe576AGMCSjKIhyRjGAWdc4QAeoyaXR2qf0lflPvvFqmmlOI7Q4mVIlEc2w8xsR3tVEXpidnxxKCcOIv9ug2OPU/s1600/Pizarnik.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"></a><br /></div>
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhnSoZvNu2xu4R0RbPnlWIDadsKY8X4Ms0QX-JP92JseaoFZqBEvGIhIe576AGMCSjKIhyRjGAWdc4QAeoyaXR2qf0lflPvvFqmmlOI7Q4mVIlEc2w8xsR3tVEXpidnxxKCcOIv9ug2OPU/s1600/Pizarnik.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhnSoZvNu2xu4R0RbPnlWIDadsKY8X4Ms0QX-JP92JseaoFZqBEvGIhIe576AGMCSjKIhyRjGAWdc4QAeoyaXR2qf0lflPvvFqmmlOI7Q4mVIlEc2w8xsR3tVEXpidnxxKCcOIv9ug2OPU/s400/Pizarnik.jpg" width="250" /><br />
<br />
</a><br />
<div style="text-align: right;">
<em><span style="color: black; font-family: Georgia; font-size: x-small;">en nastalgique je
vagabandais<br />
par l'infini.</span></em></div>
<div style="text-align: right;">
C.G</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: left;">
A su amigo Enrique le dejó un poema:</div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="text-align: left;">
<em> La mano de la enamorada del viento</em></div>
<div style="text-align: left;">
<em> acaricia la cara del ausente.</em></div>
<div style="text-align: left;">
<em> La alucinada con su "maleta de piel de pájaro"</em></div>
<div style="text-align: left;">
<em> huye de sí misma con un cuchillo en la memoria.</em></div>
<div style="text-align: left;">
<em> La que fue devorada por el espejo</em></div>
<div style="text-align: left;">
<em> entra en un cofre de cenizas</em></div>
<div style="text-align: left;">
<em> y apacigua a las bestias del olvido.</em></div>
<div style="text-align: left;">
<em></em> </div>
<div style="text-align: left;">
En él ya estaba el infierno.</div>
<div style="text-align: left;">
La espiral ensimismada del espejo.</div>
<div style="text-align: left;">
Ya estaba la sed. </div>
<div style="text-align: left;">
Ya la muerte.</div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
Ana Carrasco Conde, en <em>Infierno Horizontal,</em> lo dice bien: "Sin afuera. La conciencia extrema desemboca en obsesión: es opresión, aplastamiento contra un muro. Mismidad opaca que atrapa al yo".</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
Enrique decía que la letra de Alejandra era "pequeñita, como un camino de hormigas o un minúsculo collar de granos de arena". </div>
<div style="text-align: justify;">
Un trazo frágil.</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Si te atreves a sorprender</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>la verdad de esta vieja pared;</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>y sus fisuras, desgarraduras,</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>formando rostros, esfinges,</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>manos, clepsidras,</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>seguramente vendrá</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>una presencia para tu sed,</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>probablemente partirá</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>esta ausencia que te bebe</em></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
El 25 de septiembre de 1972 Alejandra ingirió una dosis letal de Senocal. Sus amigos acudieron al departamento de Montevideo 980 a despedirla. Entre los papeles de Alejandra, las palabras que tal vez encontró Enrique:</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<em>No quiero ir nada más que hasta el fondo</em></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
Para Enrique nacían las bestias de la memoria.</div>
<div style="text-align: justify;">
Para Alejandra, el agua.</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<em></em> </div>
<div style="text-align: justify;">
<em></em> </div>
<div style="text-align: justify;">
<em></em> </div>
<div style="text-align: justify;">
<em></em> </div>
<div style="text-align: justify;">
<em></em> </div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00179521665768837727noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5033499864339534949.post-69956257987289968842012-09-20T01:20:00.000+02:002012-09-20T01:24:02.827+02:00Quimeras<em>No soy la primera y con seguridad no seré la última entre los españoles que
piensa que en la difícil coyuntura económica, política y también social que
atravesamos es imprescindible que interioricemos dos cosas fundamentales:</em><br />
<em></em><br />
<div style="text-align: justify;">
La primera es que en estos días críticos, que algunos se empeñan en hacernos creer nos merecemos, debemos ignorar el mensaje del miedo. Más aún, del temor y la prudencia. Estamos obligados a echar mano del valor.</div>
<div style="text-align: justify;">
La segunda es que estos tiempos son los que exigen más que nunca que seamos Belerofonte. Que subamos a lomos de Pegaso y persigamos sin descanso a la Quimera. </div>
<div style="text-align: justify;">
Esas quimeras que tanto escuecen a banqueros, políticos corruptos y ahora monarquías de capa caída. </div>
<div style="text-align: justify;">
No se equivoque, Su Majestad, perseguir quimeras nunca fue asunto de ingenuos ni de cobardes ni de alborotadores o antipatriotas. Ni siquiera de cazadores que supongo le resultaría más simpático. No, Su Majestad, perseguir quimeras siempre fue asunto de héroes. En el caso concreto del asunto de Belerofonte, además, fue asunto de éxito. Belerofonte acabó con el monstruo utilizando el fuego que la bestia exhalaba por sus fauces. La lanza de hierro se fundió en la garganta del mito arrasando las entrañas de la Quimera. Y a pesar de que Belerofonte acabó sus días odiado por el Olimpo su hazaña elevó a Pegaso a un rincón del cielo desde donde podemos verle transformado en constelación.</div>
<div style="text-align: justify;">
Elija usted si prefiere ignorar las quimeras que rodean al que llama <em>su pueblo. </em>Quizá no convenga ahora ¿verdad? Es usted pragmático, veo. Pues bien, ya que estamos con el pragmatismo, ¿por qué no se encarga de destituir al que redactó su famoso alegato? O quizá, para ser prudentes, y seguir la línea conciliadora de la famosa carta, ¿qué tal si le aconseja que antes de nombrar quimeras se asegure de que el efecto no sea el contrario al perseguido?</div>
<div style="text-align: justify;">
Ahora no quiero ser pragmática. Lo voy a decir como a usted le gusta: no puedo ser pragmática.</div>
<div style="text-align: justify;">
Perseguir quimeras es la obligación de todos. Valore usted cuál es la suya.</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
Confianza, esfuerzo y vigor. <em>Son esos los valores de una sociedad sana y viva, la sociedad que queremos ser y
en la que queremos estar para superar entre todos las dificultades que hoy
vivimos.</em></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="http://www.casareal.es/ES/FamiliaReal/rey/Paginas/rey_cartas_detalle.aspx?data=51">http://www.casareal.es/ES/FamiliaReal/rey/Paginas/rey_cartas_detalle.aspx?data=51</a></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjEDTYnLRuwORjcEsaMS2HaG1awXNltwDvW0J3BP1W7rMONNutd9v2nF33TOgQ4XFANS-_rE6JB1pu8PEZ2y3VYjM7ir_NPkC6LprWUq_1vEBrasCaQHJyu6XYE30zKTo-OhsaY5yjs7MQ/s1600/pegaso.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjEDTYnLRuwORjcEsaMS2HaG1awXNltwDvW0J3BP1W7rMONNutd9v2nF33TOgQ4XFANS-_rE6JB1pu8PEZ2y3VYjM7ir_NPkC6LprWUq_1vEBrasCaQHJyu6XYE30zKTo-OhsaY5yjs7MQ/s320/pegaso.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00179521665768837727noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5033499864339534949.post-42723338355055265092012-08-07T17:15:00.000+02:002012-08-09T08:32:38.721+02:00El tiempo recobrado<div style="text-align: justify;">
El Tiempo es una herramienta que nos sirve para ordenar la secuencia de los acontecimientos, dicen. Pero la vida no se percibe secuencialmente. Al menos yo no la percibo así. Hay horas vacías y segundos eternos. Y también hay instantes perdidos. Los llamo perdidos porque soy consciente de que una vez merecieron ser guardados y que, por alguna razón que se me escapa, no soy capaz de recuperar. Como dijo Proust, "los verdaderos paraísos son los que hemos perdido."</div>
<div style="text-align: justify;">
Y es que ando dándole vueltas al tema desde que hace unos días, de vacaciones, pude grabar una imagen del entonces presente con la intención de guardarla en la memoria para siempre.</div>
<div style="text-align: justify;">
Había salido a pasear con mis hijas por un camino flanqueado de pinos que subía a uno de los cerros más altos de Campo de Criptana. Supongo que en todos los pueblos de España debe haber un sendero similar que acabe en algún santuario. Suele haber algún motivo para recorrerlo que, por lo general, no es el de rezar el Vía Crucis. La mayoría de la gente que transita esos caminos lo hace para pasear al perro, correr unos kilómetros o charlar con los vecinos. Yo lo hago para que las niñas monten en bici.</div>
<div style="text-align: justify;">
Era esa hora en la que el sol está bajo, justo antes del atardecer, cuando la luz pierde potencia, pero gana calidez. Se deshace en un esplendor dorado y espejuela en el haz de las hojas de los pinos. En esa hora vespertina las sombras y los objetos cobran una apariencia irreal, las siluetas se difuminan, se aclaran hasta desaparecer.</div>
<div style="text-align: justify;">
Mis hijas pedaleaban con fuerza ajenas a mi mirada, ajenas al rastro perezoso del vuelo de los insectos. La mayor tiraba de riñones para dejarnos atrás. La pequeña se apuraba para alcanzar la rueda de su hermana. Y yo caminaba tras ellas mientras las veía alejarse.</div>
<div style="text-align: justify;">
En esa hora, mis hijas, tan ajenas a mí y al mismo tiempo tan mías, bajo esa luz que a punto estaba de desaparecer, se me antojaron más preciosas que nunca. Hice el esfuerzo y ralenticé el movimiento de su pedaleo, detuve la secuencia, corté el fotograma y archivé la imagen. Quedaron suspendidas las coletas rubias de la pequeña y el brinco de los guijarros entre los radios de la bici.</div>
<div style="text-align: justify;">
Paré el tiempo.</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHtvgLOAXW4OyBCHaS4pUCy4KEA9wHPCHCPsDcPsNPLRomuHl5T36AEfiSVjlQFMAO1dDzXA7YnDvUIEmTN-ZvY9h_lUuFSBuMQrLHOe8zrRL9zG1R_3JGtlSIh5oyxmSLMlAJWCWM7hg/s1600/pinos+al+atardecer.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHtvgLOAXW4OyBCHaS4pUCy4KEA9wHPCHCPsDcPsNPLRomuHl5T36AEfiSVjlQFMAO1dDzXA7YnDvUIEmTN-ZvY9h_lUuFSBuMQrLHOe8zrRL9zG1R_3JGtlSIh5oyxmSLMlAJWCWM7hg/s320/pinos+al+atardecer.jpg" width="213" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Mientras lo hacía, sentí que el Combray de Proust nunca había estado tan cerca. Se agolparon entonces los instantes recobrados por el escritor, las imágenes cogidas al vuelo de una vida: el rostro atormentado del elegante Swann, los gemidos del placer prohibido del Señor de Charlus, la belleza sublime del heroico Saint-Loup, el movimiento lánguido de la muñeca de la Duquesa de Guermantes al abanicarse en la Ópera o la huida aterrada del pequeño Marcel ante el descubrimiento temprano del sexo. Son destellos comunes a todos. Todos tuvimos un adulto al que quisimos emular, todos conocimos los vicios y secretos de otro, todos nos sorprendimos ante la belleza de un amigo o envidiamos el estilo en el gesto de una seductora. Y todos nos quisimos morir frente al primer orgasmo. Imágenes comunes y fugaces que conforman una vida y que a menudo se olvidan o se niegan o se apuran con tal avidez que las perdemos para siempre.</div>
<div style="text-align: justify;">
Marcel Proust recopiló todos los detalles de aquellas vidas para convertirlos en instantes perdurables, en joyas, en piezas de museo. Y así, nos legó <em>En busca del tiempo perdido</em> como el "tormentoso Testamento de la Belleza" que diría Wharton y que es ahora. Extrajo la luz y la sombra de la secuencia temporal, las desproveyó del presente, pasado y futuro y los instantes se hicieron eternos. Por eso, esa tarde, justo a esa hora pude caminar acompañada de Swann, Saint-Loup y el Señor de Charlus. En ese espacio fuera del tiempo, en el camino <em>por la parte de Criptana</em>, será donde podré volver cuando quiera.</div>
<div style="text-align: justify;">
Mis hijas crecerán y encontraré otros espacios que compartir con ellas (o no) y otros lugares donde poder observarlas (o tampoco), quién sabe... El futuro no existe. Pero este paraíso recién perdido, el del paseo en bici de las niñas, ya no lo será tanto. Sé cómo buscarlo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00179521665768837727noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5033499864339534949.post-90200315256417112772012-07-13T19:23:00.002+02:002012-07-13T19:24:55.857+02:00El tigre de fuego<div style="text-align: justify;">
No busco al tigre de Salgari ni al Shere Khan de Kipling. Cuando acudo a la exposición de los grabados de William Blake busco a su "tigre de fuego", como lo llamó Borges en <em>El oro de los tigres</em>, aquel que convertido en obsesión inspiró al argentino <em>El otro tigre</em>:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Pienso en un tigre. La penumbra exalta</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>La vasta Biblioteca laboriosa</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Y parece alejar los anaqueles;</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Fuerte, inocente, ensangrentado y nuevo,</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Él irá por su selva y su mañana</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Y marcará su rastro en la limosa</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Margen de un río cuyo nombre ignora</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>(En su mundo no hay nombres ni pasado</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Ni porvenir, sólo un instante cierto)</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Y salvará las bárbaras distancias</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Y husmeará en el trenzado laberinto</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>De los olores el olor del alba</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Y el olor deleitable del venado;</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Entre las rayas del bambú descifro</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Sus rayas y presiento la osatura</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Bajo la piel espléndida que vibra.</em></div>
<em></em><br />
<em><div style="text-align: justify;">
<em>En vano se interponen los convexos</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Mares y los desiertos del planeta;</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Desde esta casa de un remoto puerto</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>De América del Sur, te sigo y sueño,</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Oh tigre de las márgenes del Ganges.</em></div>
</em><br />
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhSb7AgQaUu0u82Y90334FpzoWTTC_OJCJaDmcK5s4zqr1OhNX7lyoZlEB8j1ZvYik_ADGOuvn9lEnqhy9X-W8q-IUut7Gsit_VLFbYZOe5NeixuIqQTDLHZttH0lauzYIB0y_9lVhWsk8/s1600/The+Tyger.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhSb7AgQaUu0u82Y90334FpzoWTTC_OJCJaDmcK5s4zqr1OhNX7lyoZlEB8j1ZvYik_ADGOuvn9lEnqhy9X-W8q-IUut7Gsit_VLFbYZOe5NeixuIqQTDLHZttH0lauzYIB0y_9lVhWsk8/s400/The+Tyger.jpg" width="235" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Poema <em>The Tyger</em>, de William Blake</td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Cunde la tarde en mi alma y reflexiono</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Que el tigre vocativo de mi verso</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Es un tigre de símbolos y sombras,</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Una serie de tropos literarios</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Y de memorias de la enciclopedia</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Y no el tigre fatal, la aciaga joya</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Que, bajo el sol o la diversa luna,</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Va cumpliendo en Sumatra o en Bengala</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Su rutina de amor, de ocio y de muerte.</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Al tigre de los símbolos he opuesto</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>El verdadero, el de caliente sangre,</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>El que diezma la tribu de los búfalos</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Y hoy, 3 de agosto del 59,</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Alarga en la pradera una pausada</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Sombra, pero ya el hecho de nombrarlo</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Y de conjeturar su circunstancia</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Lo hace ficción del arte y no criatura</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Viviente de las que andan por la tierra.</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Un tercer tigre buscaremos. Éste</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Será como los otros una forma</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>De mi sueño, un sistema de palabras</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Humanas y no el tigre vertebrado</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Que, más allá de las mitologías,</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Pisa la tierra. Bien lo sé, pero algo</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Me impone esta aventura indefinida,</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Insensata y antigua, y persevero</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>En buscar por el tiempo de la tarde</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>El otro tigre, el que no está en el verso.</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Las paredes oscuras de la segunda planta de Caixaforum son profundas, cálidas, invitan a la caricia, como el pelaje animal. Sin embargo, en ninguna de ellas descubro el grabado del tigre. Hay lobos, corderos, profetas y cristos, pulgas y espectros, demonios y el "gran Dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos y sobre sus cabezas siete diademas" que se cita en el Apocalipsis (12; 2-4). Ninguno libera al tigre.</div>
<div style="text-align: justify;">
Paseo entre las salas. Ya no miro los grabados. Recuerdo a Yeats que definió a Blake como aquel "que golpeó contra el muro/ hasta que la Verdad respondió". Así que sigo el ejemplo del bardo y me abstraigo del murmullo general para continuar con mi búsqueda. Me concentro en la eufonía del poema en inglés, esa que emite el rugido de la bestialidad, la exuberancia y lo dionisíaco con elegancia armónica.</div>
<div style="text-align: justify;">
Creo vislumbrar destellos dorados entre las piernas de los visitantes. Me pregunto si ellos también los verán. Si se sorprenden al descubrir el amarillo de un pantalón o siguen el vuelo de una falda a rayas... No está lejos. Lo presiento. No lo veo, pero intuyo su movimiento hermanado con la pantera de Rilke:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>El blando andar de sus pies fuertes y elásticos,</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>que van trazando un círculo minúsculo,</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>es como una danza de fuerza en torno a un centro</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>en el que una gran voluntad se alza embotada.</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En uno de los paneles blancos de la exposición, casi semiescondidos, leo los famosos versos del místico inglés que sirvieron a Huxley para darle título a su famoso ensayo: "Si las puertas de la percepción quedaran depuradas, todo se habría de mostrar al hombre tal cual es: infinito". Es entonces cuando el tigre hace su aparición y avanza hacia mí. Puedo ver el pelo negro trazando las rayas sobre la musculatura en movimiento. Me acecha con lentitud. El Satán de Milton viene de Bengala y el otro tigre, el que no vive en el verso, ronda en torno a mí. Se deleita mientras me cerca. Valora, me temo, la pieza. Pero entonces se detiene. Se despereza. Bosteza abriendo las fauces hasta el límite de las encías terribles. Después de relamerse y sin mirarme, se aleja desdeñoso para desaparecer tras la sala de los coetáneos de Blake.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ya en casa, leo a Benjamín Prado:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Los que dicen -escribe Paul Celan- la verdad</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>expresan sombras. La primera luna</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>es del tigre -decía Pound.</em></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00179521665768837727noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5033499864339534949.post-26927248999650942182012-06-19T12:22:00.000+02:002012-07-05T19:02:30.777+02:00LLueve en Madrid<div align="justify">
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Me fumo el cigarro en una pausa del trabajo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El cielo oscuro descarga el agua sobre los hombros desnudos de junio. El asfalto de la calzada brilla bajo la luz de los faros. La luz del día se ha eclipsado. Observo el paso apresurado de la gente bajo los paraguas improvisados. Tirantes, sandalias y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">shorts</i> para un escenario inadecuado. Parecemos todos fuera de lugar. Tiene la lluvia de verano en Madrid un efecto extraño. Es tan inusual aquí, que cuando sucede te desubica. Te empuja a buscar un refugio que casi siempre encuentras hacia dentro.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">No entro en un bar, buscando el tintineo de cucharillas o el escándalo alborotado de las tragaperras, no busco el trasiego bullicioso de los supermercados o el choque febril de las perchas de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Zara</i>.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Opto por quedarme apoyada en el muro de ladrillo del portal. El olor de la tierra roja de la pared favorece la huida hacia el refugio. Es entonces cuando parto hacia el mar. Mientras los cláxones (palabra tan molesta como el ruido que describe) de los coches se solapan, yo escucho un rumor lejano: el de la tormenta en la costa. Rememoro la vibración profunda de las entrañas inmensas. Es un eco distante que no sé si habita en mis recuerdos o si tal vez nacerá desde la boca del estómago, pero está ahí. Siempre está ahí. Y en días como estos, sube como la marea, anegándolo todo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRAeEqDHZrTSMXwoq2uYiBvo-WYH3xnrMzp_TACH7uYGPtsLS2etv2eyazvI6cHBHQ66iRZtn1y3RCLyGshq2D6qvLkcuLB1IHVDSrOu5WuBZ_AKDSQZgh6dUAOT2-h5qzhTDkXzw4ZKg/s1600/playa+tormenta" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"></a><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Quiero entonces pisar la playa cuando cae la lluvia, cuando la arena es fresca, cuando aún crujen las gotas bajo las plantas de los pies. Quiero llenarme de viento los pulmones. Quiero entrar en el agua, siempre amable, del Mediterráneo. Aún tormentoso, el mar que recuerdo es acogedor y cálido. Tiene algo de placenta, de líquido amniótico. Aspiro una calada frente a los muros de granito de la ciudad y quiero contener el aliento para sumergirme en el silencio abrumador y sostenido del fondo del mar. Durante esos segundos en los que los pulmones se detienen y los oídos olvidan su función, una cree reencontrar el origen. Sobre la cabeza, en la superficie, las gotas golpean redundantes. Quiero oír su cadencia rítmica, su melodía átona. Emerger después. Inspirar. Probar el agua dulce de la lluvia en los labios salados. Quiero desde la orilla buscar el horizonte oculto por la tormenta.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Estoy en el portal terminando de fumar, ensimismada bajo la lluvia sucia. Y entonces habla Conrad:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">“Y observé cómo sus cansados ojos miraban fijamente al frente, como si no hubiera nada entre él y la recta línea de mar y cielo, allí donde lo que un marino busca está siempre destinado fatalmente a aparecer.”</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Apago el cigarro. Veo mi Recalada. Vuelvo al trabajo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Courier New", Courier, monospace;"></span></div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00179521665768837727noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5033499864339534949.post-21710221072938575292012-06-16T20:32:00.000+02:002012-06-17T14:10:01.532+02:00Identidad<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: right;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="color: #666666; font-family: Verdana;"><span style="background-color: white;">“</span><span style="background-color: white;">Estoy
asustado. Estoy asustado Dave. Dave, mi mente se va. Puedo sentirlo. Puedo
sentirlo. Mi mente se va. No hay duda. Puedo sentirlo. Puedo sentirlo. Puedo
sentirlo. Estoy a... sustado”.<o:p></o:p></span></span></i></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="background-color: white;">
</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<span style="background-color: white;">
</span><br />
<div align="right" class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: right;">
<span style="background-color: white;"><span style="color: #666666; font-family: Verdana;">HAL 9000 en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">2001, Una odisea del espacio.</i></span><span style="font-family: Verdana;"><o:p></o:p></span></span></div>
<span style="background-color: white;">
</span><br />
<div align="right" class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: right;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;">He estado leyendo varios artículos sobre
optogenética. La técnica combina la ingenieria genética con la óptica. El
proceso, fascinante, es más o menos este:<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;">Se eligen unas determinadas neuronas del cerebro
para estudiar sus conexiones, para saber cómo funcionan, para rastrear sus
impulsos y la trayectoria de los mismos. Para lograrlo, los científicos
inoculan una proteína fotosensible (opsina) procedente de un alga del Mar
Muerto. Esta proteína se divide en dos partes y cada una de esas partes tiene
una función distinta. Una, responde a la luz y la otra es un canal iónico
responsable del impulso eléctrico. ¿Cómo inoculan esta proteína en las neuronas?
Fácil: Utilizan virus. Los virus son organismos especializados en cambiar el
código genético de las células que infectan. Los ingenieros genéticos modifican
estos virus para que en vez de dañar a las neuronas las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">infecten </i>con la proteína del alga del Mar Muerto. Una vez
modificada la neurona los investigadores pueden estimularla con láser. Para
entendernos, pueden apagarla o encenderla a voluntad registrando su
comportamiento. La proteína de la neurona, modificada genéticamente, al recibir
la luz se ilumina como una extraña medusa abisal. El canal iónico se abre como
un interruptor y la luz azul que emite muestra la trayectoria que el impulso
nervioso describe hacia la siguiente neurona. La técnica promete soluciones al
Alzheimer, la epilepsia, la depresión o la esquizofrenia. Todo indica que
nuestro desconocimiento acerca del funcionamiento del cerebro llega a su fin.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;">No entro a valorar los peligros de manipulación
cerebral que conllevan estos avances, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>aunque es fácil que a cualquiera de nosotros le
asalten pesadillas imaginando posibilidades de lo más imaginativo. Confío en la
ética de la comunidad científica. Qué remedio.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;">Mis recelos van en otra dirección.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;">Si a un esquizofrénico podemos modificarle sus
impulsos neuronales para que sus alucinaciones desaparezcan y sean sustituidas
por la realidad que entre todos hemos convenido que es la verdadera, ¿quiere
decir esto también que podremos, por ejemplo, averiguar de qué neurona o a
través de qué impulso nervioso procede nuestro primer recuerdo? ¿Podremos
localizar el lugar exacto dónde se esconde el origen de nuestra percepción de
la realidad? ¿Podremos trazar el curso de una emoción? ¿Toda nuestra identidad
se reduce a las relaciones neuronales? ¿Son ellas las famosas circunstancias de
Ortega?<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;">No sé… Podemos registrar un impulso neuronal e
interpretarlo como un impulso mnemotécnico, como un recuerdo, vale, pero ¿qué
impulso es el que provoca que yo busque ese recuerdo? Aún cuando me asalte ese
recuerdo, debe existir una orden primaria en el cerebro que desencadene todo
ese proceso de recuperar un recuerdo y reconocerlo como tal. ¿No existirá una voluntad interna a la hora de guiar
un movimiento neuronal hacia una dirección u otra? ¿Cómo elige el impulso
eléctrico la siguiente neurona por la que continuar su camino? Quizá la identidad resida
en esa elección. O quizá no se trate de una elección. Puede que no seamos más
que el resultado de los errores aleatorios de esos impulsos eléctricos.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;">Hay tantos interrogantes. ¿Dónde estoy yo en esta
red de conexiones cerebrales? ¿Dónde queda la voluntad, la identidad si, como
se nos está diciendo, nuestra personalidad, capacidades, prioridades, recuerdos
y emociones son procesos eléctricos y bioquímicos de las neuronas?<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;">Alterno la lectura de los artículos científicos con
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">¿Sueñan los androides con ovejas
eléctricas?</i>, la famosa novela de Philip K. Dick que inspiró esa maravilla
de película de Ridley Scottt que es <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Blade
Runner</i>. El escritor era esquizofrénico. Su hermana melliza murió antes de
cumplir un año. Dick convivió con las dudas sobre su identidad y su realidad
(que son la misma cosa) desde el principio. No me ha sorprendido encontrar en
la historia que a uno de los androides, Rachel Rosen, le provoque angustia
encontrarse con otro modelo de <em>Nexus 6</em> exactamente igual a ella. Es su doble.
Es otra producción más. Ese doble va a morir y Rachel va a ayudar a su
ejecución. No puede evitar identificarse con ella, con su gemela, y ante la
fragilidad de la existencia dirá: “ Es una ilusión que yo, que yo
personalmente, exista de verdad. No soy más que la representación de un
modelo.” Pero luego, hacia el final del relato, el esquizofrénico autor
sentencia: “Todo es cierto (…) Todo lo que cualquiera haya pensado en algún
momento.” <o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;">Los androides no sueñan con ovejas eléctricas ni
con ovejas reales. Sueñan con la libertad. Han sido creados y programados para
ayudar a los colonos de Marte. Sin embargo, algo los empuja a rebelarse, a
abandonar a sus amos, a volver a la devastada Tierra y a vivir como ellos
decidan. Los androides sueñan con tener la capacidad de cometer errores. De
percibir la realidad de otro modo. De perseguir la quimera de uno mismo.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;">Esta idea, omnipresente en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Blade Runner</i>, es la que aún no se ha resuelto y que la ciencia con
sus avances nos obliga a revisar una y otra vez.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;">“Los pacientes de esquizofrenia (como Philip K.
Dick) tienen alterado el procesamiento de la información. La interpretan de
forma incorrecta; problema que puede producir delirios y paranoia. También
padecen errores en la interpretación de sus propios pensamientos, por ejemplo,
cuando oyen voces.”<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Igual que los
artistas (como Philip K. Dick) que también perciben la realidad de manera alterada;
problema que puede producir obras de arte. <o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;">¿Es el resultado de un proceso neuronal erróneo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span></i>Sin duda, sí. Ese proceso neuronal
erróneo se llamaba Philip K. Dick.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.youtube.com/embed/VupxqjTGAyk?feature=player_embedded' frameborder='0'></iframe></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<em>"Yo he visto cosas que vosotros no creeríais: atacar naves en llamas más allá de Orión.</em></div>
<div style="text-align: center;">
<em>He visto Rayos-C brillar en la oscuridad, cerca de la puerta de Tannhäuser.</em></div>
<div style="text-align: center;">
<em>Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia.</em></div>
<div style="text-align: center;">
<em>Es hora de morir."</em></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<br /></div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00179521665768837727noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5033499864339534949.post-18195256509596557062012-05-19T20:51:00.001+02:002012-05-19T21:00:54.598+02:00El perroLa primera vez que lo vi fue acompañada de mi abuelo. Estaba yo en esa edad extraña en la que había dejado de ser una niña y buscaba respuestas que en casa no encontraba. Creo que él se percató de esa búsqueda mía porque un domingo, por sorpresa, me propuso acudir al Prado, que en mi familia era como si me hubiera sugerido visitar la Muralla China. El plan sonó igual de exótico. A mí me entusiasmó.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhHXSZ03B1ZnNEyEP-hIkcVxhmWEe-1CFBZs6Zy0zTSsRsd47RfXHuYNJbNVfi0bz1pugV2R8oCRK7rUf8bEsm05cLWDj4xiviafwgI4QLoaCci7w6mo3n0PCSZLQqGNCRxYoVkWRLHWMA/s1600/Perro+que+se+hunde+en+la+arena.png" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhHXSZ03B1ZnNEyEP-hIkcVxhmWEe-1CFBZs6Zy0zTSsRsd47RfXHuYNJbNVfi0bz1pugV2R8oCRK7rUf8bEsm05cLWDj4xiviafwgI4QLoaCci7w6mo3n0PCSZLQqGNCRxYoVkWRLHWMA/s400/Perro+que+se+hunde+en+la+arena.png" width="299" /></a>No me acuerdo de si aquella mañana era luminosa o si pude ver la lluvia desde el autobús. No me acuerdo sobre lo que hablamos durante el trayecto ni de si mi abuelo pagó las entradas o pasamos gratis. No me acuerdo cómo recorrimos el largo pasillo de acceso ni si me detuve o no frente a alguna de las pinturas que me encontré en aquel primer recorrido cuyo fin (ahora lo sé) era la sala de las pinturas negras de Goya. Recuerdo con claridad, en cambio, cómo al entrar lo primero que captó mi atención fue la luz que, de pronto, pareció huir del espacio. Me quedé en medio de la sala, algo desorientada. Me sentía abrumada por la oscuridad de las paredes, sobrecogida por la misma penumbra en la que los ojos de Saturno refugiaban su náusea y su vergüenza. Me encontraba dentro del horror. Dentro del corazón de las tinieblas.</div>
<div style="text-align: justify;">
No tengo ni idea de la cara que puse, pero mi abuelo se rió con ganas. Creo que mi expresión fue la prueba de lo que él había intuido antes de llevarme al Prado.</div>
<div style="text-align: justify;">
Me acerqué al perro con temor. El vacío ocre del cuadro resumía la incertidumbre que yo misma sentía. La mirada de aquel animal era insondable. Me atrapó. Tanto, que perdí la noción del tiempo. No así mi abuelo, al que descubrí charlando con el bedel, supongo que para aligerar la espera. Valoré ese gesto suyo años después, el día que acudí una vez más a la sala sin su compañía. Mi abuelo había muerto y la mirada del perro se volvió más triste que nunca.</div>
<div style="text-align: justify;">
He encontrado en el cuadro una emoción diferente cada vez que he ido en su busca. A veces desamparo, a veces estupor, a veces miedo... He buscado en la mirada del perro la razón de su expresión. Me he acercado tanto que casi he podido oler la pintura. He descubierto el detalle de los blancos sobre los negros de las desdibujadas pupilas. He analizado los detalles que el pelo del pincel ha grabado sobre el lienzo. Cada uno de los surcos que el trazo del genio ha marcado. Me he alejado una y otra vez desde diferentes ángulos buscando soluciones desde la distancia, cambiando luces y perspectivas, esquivando a la gente para encontrar el lugar idóneo para observarlo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Nunca he obtenido respuesta. En el vacío infinito en el que se detenía esa mirada hallaba en ocasiones la presencia divina del amo y otras la ausencia absoluta del mismo. Había días en los que llenaba ese vacío con el eco lejano de fusiles y otros con el del silencio. En los días en los que tras ese vacío no había nada la amenaza era aterradora.</div>
<div style="text-align: justify;">
Lo que yo entendía como una obra maestra, aquella con la suficiente fuerza estética como para estimular la imaginación de manera inagotable se representaba en <em>El perro semihundido</em> como en ninguna otra. Huberman aconseja que "debemos intentar, delante de la imagen, pensar en la fuerza negativa que hay dentro de ella... Hay un trabajo de lo negativo en la imagen, una eficacia <em>oscura</em> que, por así decir, corroe lo visible (el orden de las apariencias representadas) y asesina lo legible (el orden de las configuraciones significantes)." Hay que crear, o mejor, <em>recrear</em> el sentido. Es lo que siempre he hecho con la obra de Goya. Con ella es fácil abandonarse al placer estético.</div>
<div align="justify" style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
Esta semana, por casualidad, curioseando, me he encontrado con una noticia que salió publicada hace más de un año y de la que yo me entero ahora. (Me pasa mucho. Unos se retiran del mundanal ruido de manera consciente y otros hacemos de <em>Babia</em> nuestro lugar de reposo). El caso es que la información decía que las fotografías que el francés Juan Laurent realizó entre 1819 y 1824 de las pinturas negras justo antes de que se arrancaran de las paredes de la Quinta del Sordo para pasarlas al lienzo habían sido por fin esclarecidas gracias al trabajo de Carlos Foradada cuya digitalización de las famosas placas fotográficas de cristal había revelado novedades revolucionarias en las pinturas. Una de esas novedades es la respuesta a la pregunta que tantas veces me planteé mirando el cuadro: ¿A qué o a quién mira el perro?</div>
<div style="text-align: justify;">
Toda una vida proyectando sobre esa mirada mis emociones. Mi propio deseo de significarla era lo que le daba sentido. En lo ilimitado, en la eterna pregunta residía lo sublime.</div>
<div style="text-align: justify;">
Pero ahora hay respuesta.</div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhO1jMaUlmus5P-FPz_C-uZrGyn_4jBQLA2rg8TE3JdGQ1gV4ISGo5eLudBGraDUQvBLK1mqHsrMz01T1ekxQRe4SJcKKKhkzwa43BAsnlsBrgu1il_WjhZl0xzgdRaP0Xglgbn6lwK5kU/s1600/396px-Perro_semihundido_(Juan_Laurent).jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhO1jMaUlmus5P-FPz_C-uZrGyn_4jBQLA2rg8TE3JdGQ1gV4ISGo5eLudBGraDUQvBLK1mqHsrMz01T1ekxQRe4SJcKKKhkzwa43BAsnlsBrgu1il_WjhZl0xzgdRaP0Xglgbn6lwK5kU/s320/396px-Perro_semihundido_(Juan_Laurent).jpg" width="211" /></a>En la soledad, el vacío, el desamparo o el temor está la mirada atenta del depredador. En la imagen original que pintó Goya hay dos aves. El perro mira a los pájaros. Ya está. Se acabó el misterio.</div>
<div style="text-align: justify;">
El mundo del arte está exultante. Críticos e investigadores celebran el hallazgo. La verdad ha sido expuesta. La intención del artista se muestra clara. Es un avance. Un progreso. Un logro.</div>
<div style="text-align: justify;">
¿Y por qué, entonces, esta sensación mía de pérdida?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
¿A qué mira mi perro si ya no hay pájaros que mirar?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div align="justify" style="text-align: justify;">
</div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00179521665768837727noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5033499864339534949.post-62288695778256965482012-04-25T23:16:00.000+02:002012-04-25T23:18:32.213+02:00El laberinto de la palabra<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Tanto se habla últimamente de los
efectos que han causado las nuevas tecnologías en el lenguaje que se agradece
que Sandra Santana vuelva al pasado para recordarnos que no hay nada nuevo bajo
el sol.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El debate en torno al futuro del
libro, la prensa o la crítica, creo yo que se está planteando desde un punto de
vista utilitario, meramente mercantil. Se está eludiendo el debate esencial y
necesario: el del lenguaje, el de la palabra.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Un debate que surgió en la Viena
posmoderna en la que Karl Kraus publicó <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La
Antorcha</i>, revista satírica cuya función principal fue la de demoler la
institución literaria y artística del momento atacando a los órganos del poder
y a los que se plegaban a sus dictados. Santana describe la situación en el ensayo
que le valió el premio Ciutat de Barcelona en el 2011:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
“Frente a los Cafés, donde se
alcanza la fama mediante contactos e influencias o comportándose con afectación
para ser reconocido y admirado entre los otros, frente a la política de
cultivar amistades por el interés y contra el ver y dejarse ver, Kraus opone el
lenguaje escrito como el único lugar donde es posible mostrar cierto grado de
decencia y autenticidad.”</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sustitúyase <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cafés</i> por redes sociales y el panorama vienés <i style="mso-bidi-font-style: normal;">fin de siècle </i>no parecerá tan lejano. Otra muestra:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
“El arte se transforma en una
actividad grupal y la elaboración de estrategias de difusión y validación del
propio trabajo comienza a convertirse en una de las principales tareas de la
actividad estética”.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La palabra de Kraus entonces,
como la palabra de Santana ahora, emerge para reivindicar el lugar que le
corresponde. El lenguaje es origen del pensamiento y no al revés. No es un
medio para alcanzar un fin. No es una herramienta ajena a las ideas. Conforma
nuestra esencia, nuestra estructura mental. Somos, en definitiva, lenguaje.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En el poemario <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Es el verbo tan frágil</i>, la autora de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El laberinto de la palabra</i> escribía:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">“Me siento sola”, dijo. Y obtuvo un sorprendente consuelo al escuchar
el eco que el interior de la palabra “sola” provocaba al ser atravesado por su
voz. </i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La palabra es vida. Es causa y
efecto. Origen y fin. De ahí que tanto Kraus como Santana se sumerjan en la
búsqueda infatigable del verdadero significado que oculta cada uno de los
significantes.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Karl Kraus comparaba el lenguaje
con la amante seductora que hechiza sugiriendo lo oculto. El artista, el
seducido, cae rendido ante la fuerza del deseo mismo. La relación con el
lenguaje es casi erótica. Es una relación además inagotable. Jamás se consuma
pues se sostiene en el placer que el deseo promete. Se sustenta en la sed, como
bien sabe Sandra Santana:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhT0ncEOrw_lDv3s0pVfkwo63uiCbot-XRhdfKXpK9dvfUSvPI91JzFclt29_kMMnzwNDaah-WCQ697YOeZtuPJ2Dkz6qsaq2NC6EpWnUXLYRr8AVJj9fK34_WUX-hlKaxCtNt0lNQjNHc/s1600/diefackel.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhT0ncEOrw_lDv3s0pVfkwo63uiCbot-XRhdfKXpK9dvfUSvPI91JzFclt29_kMMnzwNDaah-WCQ697YOeZtuPJ2Dkz6qsaq2NC6EpWnUXLYRr8AVJj9fK34_WUX-hlKaxCtNt0lNQjNHc/s320/diefackel.jpg" width="212" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">O</i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">(disyunción entre</i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">espacios abiertos)</i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">el perverso placer</i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">de quedarse en el vértice</i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">donde el labio</i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">permanece suspendido.</i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Según esta concepción del
lenguaje, Kraus dirá “Yo no domino la lengua, sino que es la lengua la que me
domina por completo.” Y atacará a todo aquel que no la trate como se merece. A
todo el que la utilice como mercancía. Porque el cuidado del lenguaje es el
cuidado de nuestra historia, de lo que somos. Despreciar al lenguaje conduce a
la destrucción. (Es significativo el silencio que mantuvo Kraus frente a
Hitler. La guerra era la prueba de que el lenguaje había muerto). Kraus exige
al artista y al intelectual la atención precisa en su búsqueda. No le exige
renovar nada porque el arte no se supera. El arte se acumula. (Está todo
contado desde los griegos). Pero sí que le exige una actitud moral determinada
ante su propio trabajo. Kraus atacó duramente, por ejemplo, al archiconocido
Klimt (del que se venden postales allá por donde uno vaya, por cierto) por
aceptar el encargo del ministerio austriaco de los murales que decorarían el
Aula Magna de la Universidad de Viena. Las alegorías de la Filosofía, la
Medicina y la Jurisprudencia de Gustav Klimt se ajustaban a las directrices que
marcaba la corriente artística dominante, la que lideraba Bahr y seguían los
artistas secesionistas. Una corriente respaldada por el gobierno. Kraus le
acusó de venderse al poder y al gusto de la mayoría. El artista tenía la
obligación moral de ser independiente porque la ética se lo exigía. Si
no cumplía con esa máxima no era un artista sino un mercader. Kraus se
convirtió en la bestia negra de los impostores. Sus aforismos retumbaron
en cafés y salones, museos y periódicos,
juzgados y ministerios. Se entiende que no tuviera muchos amigos. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
A pesar de no cultivar demasiadas
amistades, creó en torno a él una Viena crítica profundamente influenciada por
sus ideas. Es la Viena de la música de Schönberg o de la arquitectura de Loos o
de la filosofía de Wittgenstein o Nietzsche (cuya muerte en 1900 revitalizó su
influencia) o del psicoanálisis de Freud. Elías Canetti le definía como “el
mayor escritor satírico en lengua alemana”. Walter Benjamin inició su “Tesis
sobre filosofía de la Historia” con el verso de Kraus “la meta es el origen”.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Y es que Kraus defendió la
autenticidad y la independencia del artista por encima de todo. Por encima,
incluso, de las demandas del público. Dejó un aforismo significativo al
respecto: “Literatura actual: conjunto de recetas prescritas por los
pacientes.” </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sandra Santana se ajusta al
paradigma exigente de Kraus. Su búsqueda como doctora en filosofía, poeta y
traductora obedece no a la vanidad o al prestigio, sino solo a la necesidad.
Una búsqueda realizada desde la intuición tras la promesa del hallazgo:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Descubre un montoncito de brasas</i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">y algo le dice que allí reside</i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">el problema de la luz.</i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La palabra es un laberinto. Una
vez dentro no se reconoce ni la entrada ni la salida. A pesar del desafío
algunos se aventuran a entrar. Karl Kraus lo hizo. También lo ha hecho Sandra
Santana. No hay razón que justifique tal impulso. No hay elección.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Uno no escoge el objeto de su
deseo. Pero sí su actitud frente a él.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00179521665768837727noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5033499864339534949.post-41782282299716828142012-04-14T00:01:00.000+02:002012-04-14T20:18:26.898+02:00Psiconautas<div style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgcliYaNDzQd-VC2qhGh539jtxh67QS4bB6o5PFrtMPjgW3GPkeDAUiy9K_KAJ6bpxvP2Tt4DIVBhENC_0BbZgvv815ziewmlLNIXOg-HfDr8Mbf4aE0bJ6fYA4uTdcf4D43ERs4H6StNA/s1600/psiconautas+portada.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgcliYaNDzQd-VC2qhGh539jtxh67QS4bB6o5PFrtMPjgW3GPkeDAUiy9K_KAJ6bpxvP2Tt4DIVBhENC_0BbZgvv815ziewmlLNIXOg-HfDr8Mbf4aE0bJ6fYA4uTdcf4D43ERs4H6StNA/s1600/psiconautas+portada.jpg" /></a>A la obra de Alberto Vázquez la llaman novela gráfica. A mí me gusta más el término cómic. Quizás las editoriales quieran otorgar más enjundia, transfondo o profundidad a un género que, a priori, podría parecer menor. El caso es que, novela gráfica o cómic,<i> Psiconautas</i> no es una obra ligera. La ligereza está únicamente en el trazo negro y desnudo sobre el fondo blanco. El resto es abismo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Un abismo desesperanzador, oscuro y trágico que acaba resultando delicado, a veces embriagador, como el Xanadú de Coleridge:</div>
<div style="text-align: right;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>"Era un lugar salvaje, tan sacro y hechizado</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>como el que frecuentara, bajo menguante luna,</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>una mujer, gimiendo de amor por un espíritu."</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Birdboy, el chico pájaro, protagonista de la historia, es el diferente, el excluido, el solitario. Quiere huir del tedio y la tristeza que le rodea. Su única vía de escape es aprender a volar y eso exige una confianza de la que no puede echar mano. Birdboy se rinde antes de intentarlo siquiera. Huye, sí, pero de sí mismo. Las drogas son la nave que le embarcan hacia la intensidad de una conciencia nihilista donde no encontrará más que el mismo desamparo que le acecha desde siempre, pero donde no oirá las acusaciones, las quejas, las críticas, las exigencias, los reproches... La soledad se magnifica y la ausencia de conciencia le absuelve. La huida le alivia, mitiga el dolor, perdona la culpa, aleja los espejos y acerca los deseos. Por un momento, Birdboy cree volar.</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.youtube.com/embed/ZJ3K-NvGLQM?feature=player_embedded' frameborder='0'></iframe></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Resulta que me he encontrado con un maldito romántico viviendo en un cómic. Resulta que uno de los retratos más veraces y representativos de la ética de la sociedad actual y de la moral de sus individuos me la he encontrado en una novela gráfica. </div>
<div style="text-align: justify;">
Birdboy no contiene mensajes, no da consejos, no ofrece soluciones ni salidas. Por eso es políticamente incorrecto. ¿Que las drogas matan? Sí. Pero también lo hace una madre sádica o un padre ausente o una bala o una mentira.</div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Psiconautas</i> me ha enfrentado a mi propia huida, a mis miedos, a mis caídas. Y también a valorar mi vuelo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Birdboy no es un psiconauta intelectual o místico como lo fue Huxley o nuestro Escohotado, ni un explorador de lo salvaje como Kerouac o Burroughs, sino más bien un devoto de lo absoluto como Baudelaire. Su huida pertenece a la misma estirpe. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>"Oh, Muerte, venerable capitana, ya es tiempo! ¡Levemos el ancla!</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Esta tierra nos hastía, ¡oh Muerte! ¡Aparejemos! </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>¡Si el cielo y la mar están negros como la tinta,</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>nuestros corazones, a los que tú conoces, están radiantes!</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>¡Viértenos tu veneno para que nos reconforte!</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Este fuego tanto nos abraza el cerebro, que queremos sumergirnos en el fondo del abismo, Infierno o Cielo, ¿que importa?</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>¡Hasta el fondo de lo Desconocido, para encontrar lo nuevo!"</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Me sirvo una copa de vino, mezclo tabaco y marihuana y salgo a fumar al balcón.</div>
<div style="text-align: justify;">
Podría estar en un faro y temblar frente a la bravura inmensa del mar.</div>
<div style="text-align: justify;">
Pero estoy en casa y mis vistas son los tejados de Madrid.</div>
<div style="text-align: justify;">
Permanece intacto el perfume de <i>Las flores del mal</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
Esta noche soy Birdboy. Huyendo de la huida.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>"El abismo tiene siempre sed; la clepsidra se vacía."</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00179521665768837727noreply@blogger.com